SUDÁFRICA

El polígamo, engañado y dolido de Sudáfrica

El presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, le prohibió la entrada a su casa a una de sus mujeres por haberle sido infiel con su guardaespaldas, el cual fallció posteriormente.

Al presidente polígamo de Sudáfrica Jacob Zuma no le gusta que sus esposas le sean infieles. Así trascendió ayer al conocerse que expulsó de su casa durante la Navidad pasada a una de sus mujeres por haberle sido infiel con un guardaespaldas, que posteriormente falleció, informaron los medios locales.


Según el diario 'The Star', Nompumelelo Ntuli tampoco es admitida en la casa del presidente Zuma en su pueblo natal de la provincia de Kuazulu Natal, debido a que con su infidelidad "ofendió" a sus ancestros y a la familia Zuma. Ntuli asistió al funeral de Phinda Thomo, el guardaespaldas con el que supuestamente fue infiel a Zuma, en el populoso barrio de Soweto, en el suroeste de Johannesburgo.


Precisamente ayer, cuando se conoció este incidente doméstico, Ntuli acompañaba en un viaje oficial a la India a Zuma, del que regresan hoy.


Mientras que Zuma no ha reaccionado a las informaciones de la prensa, el portavoz de la presidencia, Vincent Magwenya, señaló que su departamento no está preparado para comentar asuntos particulares y familiares.


La familia del presidente sudafricano, por medio de su sobrino Khula Zuma, ha acusado a los enemigos políticos de Zuma y a los medios de comunicación de violar la intimidad del presidente, de Ntuli y de toda la familia.


Zuma, que tiene 20 hijos reconocidos, que está casado cinco veces, con tres esposas en la actualidad y una novia con la que ha anunciado que piensa casarse, ha defendido la poligamia como una costumbre y tradición de los jefes del pueblo zulú al que pertenece, y por contra afirma que defiende la igualdad de derechos de los sexos.


Las relaciones sexuales fuera del matrimonio de Zuma, que incluso fue juzgado por violación pero fue absuelto en 2006, reveladas y admitidas en diversas ocasiones, han ocasionado críticas públicas debido al mal ejemplo que suponen en un país donde la incidencia del VIH/sida alcanza a un 19% de la población adulta.