La amante inoportuna

El Reino Unido ha decidido dedicar una Secretaría de Estado a la amante inoportuna. Así define Sabina a la soledad en una de sus canciones. Theresa May, siguiendo la estela de la joven diputada laborista Jo Cox asesinada hace dos años, ha decidido impulsar un organismo gubernamental que se ocupe en cuerpo y alma de velar por las personas solas. May y Cox eran rivales políticas, pero hay asuntos que están muy por encima de los partidismos. Uno de ellos es el de la soledad que tanto hace mella en buena parte de la vieja (y envejecida) Europa. Cerca de dos millones de mayores de 75 años (la mitad de las personas de esa franja de edad) viven solas en el Reino Unido, muchas de ellas sin relacionarse con gente durante semanas.

Cox fue sensible a este problema que también se atisba en cualquier ciudad española y que ya hemos podido comprobar en Zaragoza dos veces en este balbuceante 2018. Dos hombres de edad avanzada que vivían solos fueron rescatados in extremis en sus domicilios gracias al aviso de sus vecinos. El primero, un octogenario que residía en el barrio de Ruiseñores, pasó casi cuatro días herido e inmóvil en el suelo de su habitación sin poder pedir ayuda. Fue durante la Nochevieja, mientras el mundo celebraba la llegada del nuevo año. Apenas sobrevivió unas horas tras ser hallado exhausto el 2 de enero por policías locales. En el segundo caso, también fue una vecina quien alertó del olor a humo que salía de un piso de su mismo inmueble, en La Bozada. Agentes de la Policía Nacional pudieron rescatar a un hombre de 74 años de entre las llamas herido de gravedad.

Detrás de estos episodios subyace el aislamiento social que sufre una parte de la población anciana. En unos casos carecen de familiares cercanos que se preocupen de ellos; en otros, todavía más dolorosos, los tienen pero se desentienden. Es una cuestión de sensibilidad social e institucional. Produce escalofríos pensar que puede haber en estos momentos alguna persona agonizando en su casa por falta de atención. Y, sin embargo, no es tan descabellado que esté sucediendo.

Los británicos ya han decidido tratar este tema como un asunto de Estado. Todo un ejemplo a seguir para despachar o hacer más fácil la convivencia con esa amante inoportuna que se llama soledad.