El Papa llega a Birmania en medio de la crisis de los rohinyá

La Iglesia birmana le ha recomendado prudencia a la hora de referirse a la persecución de la minoría musulmana.

El Papa saludando a niños a su llegada a Birmania.
El Papa saludando a niños a su llegada a Birmania.
Afp

El Papa llegó a Birmania, donde se encontrará una Iglesia que le ha recomendado prudencia a la hora de referirse a la persecución de la minoría musulmana rohinyá y que apoya fuertemente a la jefa del Gobierno, Aung San Suu Kyi, pese a las críticas internacionales.

Tras casi once horas de vuelo, el pontífice argentino llegó al aeropuerto de Rangún a las 13.30 horas locales (7.00 GMT) donde fue recibido por un delegado de Gobierno.

Durante el vuelo, el papa se limitó a saludar y agradecer el trabajo que harán los 66 periodistas que viajan con él, entre ellos la enviada de Efe, y recordar que quizá "hará mucho calor".

Tras su llegada y para descansar del largo viaje, Francisco se trasladó a la residencia del arzobispo de Rangún, Charles Maung Bo, nombrado cardenal en 2015 por el propio Jorge Bergoglio.

No está previsto ningún acto oficial en el programa pontificio, pero no se excluye que el papa haga alguna visita por sorpresa durante la tarde.

Francisco se alojará en el arzobispado debido a que aún no existe una nunciatura (embajada vaticana), pues las relaciones entre ambos Estados se iniciaron en mayo de este año, y ya hoy podrá abordar con el purpurado birmano cómo encontrar un equilibrio lingüístico para hablar de los rohinyás.

Paradójicamente fue el papa argentino quien en febrero de este año lanzó su llamamiento a la comunidad internacional sobre el drama que estaban viviendo los rohinyás, la minoría musulmana que vive en oeste de Birmania, "expulsados, torturados y asesinados por su fe", dijo durante un Angelus.

"Van de un sitio a otro porque no les quieren. Son buenos. No son cristianos. Son gente pacífica. Son nuestros hermanos y hermanas y desde hace años que sufren, son torturados, asesinados, simplemente por seguir con su fe musulmana", aseguró entonces.

"Llegan tristes noticias sobre la minoría religiosa de los rohinyás. Expreso mi cercanía hacia ellos y pedimos que se salven y haya hombres y mujeres de buena voluntad que les ayuden y den plenos derechos. Recemos por los hermanos rohinyás", reiteró de nuevo durante otro Angelus el pasado agosto.

Sin embargo, la iglesia de Birmania en pleno ha pedido expresamente al papa que no pronuncie el término rohinyá.

El portavoz de la Conferencia episcopal de Myanmar (CBNM), Mariano Soe Naing, aseguró en declaraciones a la agencia vaticana Asianews "que la relación con los conciudadanos budistas es muy buena, no existen hostilidades. Los problemas podrían surgir si el Santo Padre utilizará el término rohinyá. Esto daría pretexto a los extremistas para crear tensiones".

Según Asianews, la mayoría de la población, que profesa el budismo, critica duramente la invitación del papa a orar por el reconocimiento de los derechos de esta minoría musulmana, a la que acusan de favorecer las infiltraciones de islamistas en el país.

El obispo de Bhamo y exdirector de Caritas Myanmar, Raymond Sumlut Gam, también desveló a esta agencia que "afirmar que los rohinyás son perseguidos podría generar graves tensiones en Myanmar".

Asimsimo, el papa se reunió en la tarde del lunes, durante quince minutos, con el jefe de las Fuerzas Armadas de Birmania, el general Min Aung Hlaing, con quien conversó de "la responsabilidad de las autoridades en esta época de transición del país", explicó el portavoz del Vaticano, Greg Burke.

Pese a que el encuentro con el general estaba programado para el 30 de noviembre, el pontífice no tenía actos previstos en la agenda y decidió anticipar la reunión.

Además de Min Aung Hlaing, considerado el responsable de la ofensiva que ha provocado un éxodo de rohinyás, la minoría musulmana residente en el estado de Rakáin, participaron en la reunión tres generales del Servicio Especial de Operaciones y un traductor de la Iglesia católica birmana.

La campaña militar, que comenzó a finales de agosto y que el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU calificó de "limpieza étnica de manual", ha causado la huida de más de 620.000 rohinyás desde Rakáin hacia el vecino Bangladesh.

El Vaticano definió la reunión como "una visita de cortesía" al jefe del Ejercito, que controla los ministerios de Defensa, Interior y Fronteras. El encuentro con el general fue sugerido por el arzobispo de Rangún, Charles Maung Bo, nombrado cardenal en 2015 por Jorge Bergoglio.

Tras concluir la reunión, hubo un intercambio de regalos: el papa entregó al general la medalla conmemorativa del viaje, mientras que el militar le obsequió con un cuenco ornamental para el arroz y una tradicional arpa birmana.

El jefe del Ejercito aseguró en su página de la red social Facebook que durante la entrevista con el papa afirmó que "todas las religiones son de paz" y que "no existe ninguna discriminación entre los grupos étnicos del país". Explicó al pontífice que el deseo de los militares es que haya paz y tranquilidad. Además, expresó su alegría por la llegada del papa y abogó por el dialogo interreligioso y el respeto mutuo.

Francisco viajará ester martes a la capital, Naipyidó, para reunirse con el presidente del país, Htin Kyan, y la jefa de facto del Gobierno birmano, Aung San Suu Kyi, quien ha recibido numerosas críticas de la comunidad internacional por su comportamiento con los rohinyás, la última del Gobierno de Estados Unidos que consideró que se está cometiendo "una limpieza étnica".

La Iglesia católica birmana, con 16 obispos, y sobre todo el cardenal Bo se ha mostrado en estos últimos meses siempre al lado de la nobel de la Paz, recordando su "compromiso en favor de la democracia" y "los sacrificios personales que atravesó durante la dictadura militar".

El cardenal Bo ha sido uno de los más acérrimos defensores de la líder birmana al considerarla la única que puede llevar a la paz al país.

El mismo cardenal respondió a las críticas a "la Dama", como la llaman en su país, argumentando que "atribuirle la culpa de todo y estigmatizar su respuesta (sobre los rohinyás) es realmente contraproducente".

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