'Juego de Tronos' en China

Comienza este miércoles el XIX congreso del Partido Comunista, que renovará la cúpula del régimen y marcará el rumbo del país.

Preparativos del XIX congreso del Partido Comunista chino
Preparativos del XIX congreso del Partido Comunista chino
Efe

En los próximos siete días se decide el futuro de China. Es la semana en la que se celebrará el XIX congreso nacional del Partido Comunista, que comienza en Pekín. Se trata del cónclave político más importante del gigante asiático, en el que se revisa el trabajo realizado durante la legislatura que comenzó en 2012 y que sienta las bases para el desarrollo del país durante el próximo lustro. También es el momento en el que más de 2.200 delegados llegados de los cuatro puntos cardinales elegirán a la cúpula del régimen.

Y esta vez se esperan importantes cambios, que pueden resultar determinantes en el rumbo de la segunda potencia mundial. Cinco de los siete miembros del actual comité permanente del Politburó, el club político más exclusivo del gigante asiático, deben jubilarse porque superan los 67 años de edad. Así, se espera que solo queden en su seno el actual primer ministro, Li Keqiang (62), y el presidente Xi (64), que puede utilizar esta cita para incrementar su ya descomunal cuota de poder.

También se sustituirán 11 de los 25 nombres que compondrán el nuevo Politburó y en torno a la mitad de los 370 miembros -permanentes y alternados- que se sientan en el comité central del Partido. Es un relevo importante que, aunque desde fuera se vea como una transición pacífica, puede esconder una contienda entre los socios leales a Xi y quienes siguen las doctrinas de su antecesor, Hu Jintao. La coyuntura tiene tanta miga que muchos apodan al congreso como el 'Juego de Tronos' chino, un calificativo que la prensa china se ha apresurado en tachar de simplista y de irrespetuoso.

No obstante, las quinielas sobre quienes ascenderán y quienes caerán en desgracia tienen en vilo a muchos de los 89 millones de socios del Partido Comunista. Y en el aire está también la posibilidad de que Xi nombre a un sucesor para que tome el timón cuando concluya su segunda legislatura, en 2022, o que rompa con la tradición y decida continuar más allá de los diez años de mandato convencional. Al fin y al cabo, ya ha sido nombrado 'núcleo' del Partido, algo que solo habían logrado Mao Zedong y Deng Xiaoping, y se especula con la posibilidad de que su doctrina sea incluida, con nombre y apellido, en la Constitución. Ese es otro honor reservado hasta ahora para el fundador de la república popular y para quien le dio el actual giro capitalista.

Pero el aparentemente tranquilo ascenso de Xi Jinping no está exento de tensiones internas. Se han atisbado tras la implacable lucha contra la corrupción, en la que más de un millón de funcionarios -incluidos Bo Xilai y Zhou Yongkang, que han protagonizado los mayores escándalos políticos de China- han sido amonestados de alguna forma desde 2013. Diferentes analistas aseguran que detrás de algunos arrestos se esconden motivaciones políticas, e incluso una purga al más alto nivel. Pero en un país tan opaco como China es imposible probar tal extremo.

En cualquier caso, la prensa local omitirá estos asuntos y se centrará en los grandes logros del país en el último lustro, que quedarán plasmados en el informe de trabajo del Partido. Y hay que reconocer que no son pocos: la economía se ha expandido una media del 7,2% anual -casi el triple de la media global-, el país ha sacado de la pobreza a 65 millones de personas -13,91 millones vivían en la extrema pobreza-, y la renta per cápita ha crecido un 10,7% en las zonas rurales.

Los 'objetivos centenarios'

Como ha recalcado la agencia oficial Xinhua, durante los últimos cinco años el Partido Comunista "se ha mantenido firme en la implementación de nuevos conceptos de desarrollo, ha avanzado en la aplicación de reformas difíciles, ha combatido la corrupción, y ha gestionado de forma efectiva los diferentes riesgos que han acechado al país", desde las crisis bursátiles hasta burbujas como la inmobiliaria o la de la deuda. Por su parte, el diario oficialista 'Global Times' ha afirmado que "China es ahora más poderosa, pero colabora de forma más cercana con el resto del mundo", en referencia al proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, que ha promovido Xi para revitalizar la economía mundial a través de una vía comercial terrestre y otra marítima que vertebre gran parte del planeta. Poco a poco, China va erosionando la hegemonía de Estados Unidos en el ámbito de la política internacional.

El Congreso, que concluirá el próximo día 24, también tendrá que avanzar en la delineación del plan para hacer realidad 'los dos objetivos centenarios': erradicar por completo la pobreza en 2021, coincidiendo con el cien cumpleaños del Partido Comunista, y crear un país socialista moderno y próspero -entendido como un país de renta media- para 2049, un siglo después de su proclamación. Es posible que Xi exponga su hoja de ruta para alcanzar esas metas y que vea en su consecución la excusa para eternizarse en el cargo.

Pero no parece que el presidente vaya a avanzar en las reformas políticas y económicas que el mundo espera y que China nunca ha prometido. Si acaso, profundizará en la política de proteccionismo y represión que ha caracterizado su primer mandato.

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