La ultraderecha se convierte en el socio clave para gobernar Austria

El Partido Popular (ÖVP) venció el domingo con el 31,6 % de los votos.

Votantes del conservador Sebastián Kurtz
El conservador ÖVP gana las elecciones de Austria
Afp Photo/Joe Klamar

Después de la victoria del conservador Sebastian Kurz en las elecciones legislativas del domingo en Austria, este lunes ha quedado claro que la ultraderecha será el socio clave en cualquier acuerdo de Gobierno fuera de la "gran coalición".

El Partido Popular (ÖVP) venció el domingo en las legislativas -por tercera vez en medio siglo- con el 31,6 % de los votos gracias al tirón personal de Kurz, quien con 31 años es el político más valorado del país centroeuropeo.

En segundo lugar quedó su socio en la actual coalición, el Partido Socialdemócrata (SPÖ) del saliente canciller, Christian Kern, con el 26,9 %, seguido de cerca, con el 26 %, por el ultranacionalista Partido Liberal (FPÖ) de Heinz-Christian Strache.

Los resultados definitivos con el recuento del voto por correo se conocerán a partir del martes, según la radio pública ORF.

Kurz, que recibirá el encargo para formar gobierno, necesita un socio y los numerosos desencuentros con los socialdemócratas en los últimos meses y la mala sintonía con Kern dificultan un pacto.

El joven político conservador también ha prometido "cambio" y "una nueva forma de hacer política", por lo que la reedición de una gran coalición, la formula que ha dominado la vida política en Austria y que lleva en el poder desde 2007, sería vista por muchos de sus votantes con decepción.

Como única alternativa queda el FPÖ, un partido creado en los años 50 por antiguos oficiales nazis y que el domingo estuvo cerca de superar su mejor resultado histórico, el 26,9 % logrado en 1999 por el fallecido Jörg Haider.

Aunque Kurz no quiso desvelar durante la campaña sus cartas sobre posibles pactos electorales, es patente que existen grandes parecidos en los programas de conservadores y ultras: mano dura con la inmigración, reducir ayudas sociales a solicitantes de asilo y una bajada de impuestos para empresas y particulares.

Pese a que Kurz recibirá el encargo de formar gobierno, los socialdemócratas ya han avisado que no cerrarán "ninguna puerta" y conversarán con todas las formaciones, incluido el FPÖ.

Socialdemócratas y ultras podrían también, teóricamente, formar una coalición de gobierno y el líder socialdemócrata, Kern, levantó hace pocos meses el veto mantenido durante tres décadas a pactar con el FPÖ a escala nacional con la justificación de que ambas formaciones podrían coincidir en política social.

Sin embargo, semejante pacto generaría enormes tensiones dentro del SPÖ, con amplios sectores en contra, y frustraría a gran parte del electorado socialdemócrata.

También para Kurz un pacto con la ultraderecha podría dañar su imagen, con algunos analistas sosteniendo que sería un paso más en la "normalización" del discurso xenófobo y populista del FPÖ.

El laboratorio de ideas Carnegie Europe recuerda en un análisis electoral que la anterior coalición entre conservadores y ultras (2000-2007) empezó con sanciones de la Unión Europea y acabó envuelta en numerosos escándalos de corrupción.

Christian Rainer, director del semanario político "Profil", destaca  que el FPÖ apenas tiene políticos cualificados para altos cargos y que esas carencias ya llevaron al "desastroso" resultado del primer experimento de gobierno entre conservadores y ultras.

En el FPÖ ya han destacado que su apoyo no saldrá gratis y uno de sus dirigentes con más peso, Norbert Hofer, advirtió de que la negociación con los conservadores será "de igual a igual".

Otro dirigente ultra, Manfred Haimbuchner, insistió en que no querían entrar en el gobierno "a cualquier precio" y otras fuentes del FPÖ reconocen que su programa tiene más puntos en común con conservadores que con socialdemócratas.

Una coalición entre el FPÖ y el conservador ÖVP podría traducirse en política exterior en un mayor acercamiento de Austria al euroescéptico Grupo de Visegrado, formado por Hungría, Polonia, la República Checa y Eslovenia, según explicó a Efe el veterano analista Anton Pelinka.

El FPÖ está en contra de profundizar en las políticas comunes de la Unión Europea y defiende incluso una renacionalización de la toma de decisiones frente a un modelo europeo más federal.

Austria asumirá la presidencia semestral de la UE en la segunda mitad de 2018.

El polémico primer ministro de Hungría, Viktor Orban, conocido por su hostilidad hacia la inmigración y el islam, ha felicitado efusivamente a Kurz por su victoria y confió en reforzar la relación de ambos países sobre la base de "los valores cristiano-conservadores".

Más fría se mostró la canciller federal de Alemania, Angela Merkel, quien felicitó a Kurz pero consideró que su país "no debería imitar" sus posturas políticas, marcadas por un discurso duro frente a la inmigración.

Al contrario que en Austria, donde el FPÖ es un actor más del sistema político, en Alemania se ha impuesto un cordón sanitario alrededor del partido ultraderechista AfD, que quedó tercero en las elecciones legislativas de finales de septiembre.

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