La reprobación del Congreso brasileño deja a Temer con un pie fuera del Gobierno

La Comisión de Justicia, cuya decisión debe ser ratificada por la Cámara, ve «indicios suficientes» para admitir la denuncia de corrupción pasiva contra el presidente.

El presidente brasileño, Michel Temer.
El presidente brasileño, Michel Temer.
Nelson Almeida/AFP

El presidente de Brasil, Michel Temer, fue reprobado ayer al someterse a una primera prueba de lealtad del Congreso que estudia -en tres instancias- si lo aparta o no del cargo y lo entrega a la justicia para que enfrente un proceso penal por corrupción pasiva. En un clima tumultuoso, el relator de la Comisión de Constitución y Justicia, el diputado Sergio Zveiter, del PMDB -el mismo partido de Temer- recomendó aceptar la denuncia del procurador, una decisión que -de ser aprobada por la mayoría- obligará a apartar al mandatario de su puesto. En su opinión, en la denuncia del fiscal hay «sólidos indicios» contra Temer.

La decisión de Zveiter era esperada por el Ejecutivo, que intenta contrarreloj conseguir una mayoría de rechazos a la denuncia dentro del la Comisión para dar una señal en el mismo sentido al plenario de la Cámara que deberá tomar la decisión final.

El proceso penal contra un presidente comienza con la denuncia del fiscal ante el Supremo Tribunal Federal y la solicitud de autorización de los jueces al Congreso. Los diputados tienen que avalar el proceso con el voto de dos tercios de sus miembros. Pero antes de llegar a esa instancia, la Comisión de Constitución y Justicia debe dar su parecer y ese paso comienza con la lectura del informe del diputado relator, que en este caso, pese a ser miembro del mismo partido de Temer, recomendó que se lo juzgue.

Si bien el pronunciamiento de la Comisión no define el destino del mandatario brasileño. Con el voto negativo de Zveiter, el Gobierno necesita ahora mostrar el respaldo al menos de la mayoría de la Comisión para evitar una segunda derrota en una semana.

Ante esa disyuntiva, el propio Temer y sus colaboradores iniciaron el fin de semana una febril negociación para reemplazar a los miembros de la Comisión que -pese a ser aliados del Ejecutivo- tenían dudas de votar contra el presidente.

Tensión y nerviosismo

La maniobra de alterar la composición del órgano colegiado generó tensión en la Comisión, que empezó su sesión en un ambiente de nerviosismo. Un diputado que forma parte de ella desde hace dos años denunció una «estafa» al enterarse por la prensa que había sido sustituido por un suplente. «La organización criminal que está en el palacio presidencial no se va a sustentar», clamó amenazante el diputado apartado, Delegado Waldir, uno de los cuatro removidos pese a ser parte de la base aliada del Gobierno.

El PSDB, principal partido aliado de la administración, está hace semanas a las puertas de romper con Temer y el relatorio de Zveiter se anticipa como la gota que desbordará el vaso. Sin el PSDB, y con diputados propios votando en su contra, el presidente no tendría ninguna opción de seguir.

De hecho, según el periódico 'Época', el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, segundo en la línea sucesoria, reveló a sus cercanos que el presidente «ya cayó».

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