Con la venia, señor Juncker

Los eurodiputados estallan ante las duras críticas del presidente de la Comisión por ponerles a los pies de los caballos "de forma injusta".

El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker.
Juncker dice que no va a crearse una lista de paraísos fiscales dentro de la UE
AFP

El Parlamento Europeo tiene muchas verdades. Cada cual posee y defiende la suya, pero al fin y al cabo, todas lo son. Tan verdad es que apenas una treintena de los 751 diputados estaban escuchando en el pleno al primer ministro maltés, Joseph Muscat, como que los ausentes no estaban en el despacho jugando al 'Candy Crush'. Tan verdad es que la imagen pública que se dio fue realmente mala, como que al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se le fue la mano en unas durísimas críticas poniendo a los pies de los caballos a una institución que si algo no necesita es abonar la mala imagen que sufre.

Ocurrió el martes, en la sesión plenaria mensual de Estrasburgo. Eran las 09.16 horas. Juncker dio las gracias, los buenos días y disparó, emulando al mejor Juncker: "El Parlamento Europeo es ridículo, muy ridículo. Saludo a la treintena de eurodiputados que se han tomado la molestia de estar en la sala. Si el señor Muscat fuera la señora Merkel, algo difícilmente imaginable, o el señor Macron, más imaginable, habría encontrado una Cámara llena".

Nadie entendía nada, como evidenció la cara y la airada reacción del presidente de la institución, su compañero de partido (PP), Antonio Tajani, que también visiblemente nervioso y molesto, exigió al luxemburgués que rebajase el tono recordándole que "no somos ridículos y que el Parlamento es el que controla a la Comisión y no al revés". Juncker, lejos de recular, insitió: "Es ridículo".

Tras la tempestad, la calma llegó en privado, con Juncker pidiendo perdón. Tajani dio por "cerrado" el asunto, el daño ya estaba hecho. Y sí, los eurodiputados no estaban molestos. Mejor busquen sinónimos como irritados, enojados, furiososos...

"Fue un desprecio grave e injusto, algo imperdonable. Y lo más grave es que una persona que sabe cómo funciona la 'casa' suelte ese exabrupto", censura el veterano conservador Luis de Grandes, que ha estado en todas las insituciones habidas y por haber y que no duda en señalar que aquí se trabaja, por ejemplo, "mucho más" que en el Congreso, "una Cámara centrada en sus portavoces". Ya del Senado, ni hablamos.

6.200 euros al mes

Este periódico ha recabado el sentir de reputadas voces de la institución para escuchar su verdad. Una verdad, por ejemplo, que lo es tanto como su sueldo mensual de 6.200 euros. Es su talón de Aquiles. Toda su imagen, al menos en España, se reduce a su nómina, a sus pensiones vitalicias, a sus 300 euros de dietas diarias, a sus complementos para asesores... Todo ello, salvo excepciones, trabajando de lunes a jueves. "Sí, estamos muy bien pagados", reconocen.

Ante estos datos, ganar la batalla del relato es misión imposible. Por contra, este debate es casi inexistente en Alemania, Francia o Reino Unido, ya que sus dirigentes nacionales tienen estos sueldos. Eso sí, una cosa es el dinero y otra bien diferente es aprovecharse contratando a toda la familia, como está sucediendo en Francia. Pero éste ya es otro debate.

Hablando de verdades. Intente recordar cuántas veces ha escuchado hablar de los eurodiputados en la televisión sin que la noticia esté basada en el mantra 'son unos vagos millonarios' o que el protagonista sea una personajillo insignificante en su país que se muestra muy orgulloso de ser nazi y degrada a las mujeres hasta el insulto. Un loco, vamos. "El insulto y las payasadas venden. La falta de rigor es terrible", lamentan. Por contra, que se apruebe una norma para facilitar a las personas ciegas o con discapacidades visuales el acceso a libros con formatos como Braille o audiolibros, no. Y sí, ocurrió el jueves, en Estrasburgo.

"Es injusto. Por favor, ya está bien de desprestigiarnos", clama Izaskun Bilbao (PNV), que dice sentir "incomprensión" e "impotencia". "El lunes me levanté a las 04.30 horas para viajar a Estrasbugo y aprovechar la mañana trabajando. El pleno comenzó a media tarde y casi a las once de la noche estaba interviniendo. A las siete y media de la mañana ya estaba en el Parlamento. Cuando Juncker estaba diciendo eso, yo estaba reunida con su vicepresidente de Agenda Digital, Andrus Ansip. O se suspenden las agendas paralelas oficiales o estas fotos van a seguir", describe.

"Es imposible atender a todo. Las agendas de Estrasburgo son imposibles. Hay un pleno mensual y se concentra todo en cuatro días. Vamos corriendo de un lado a otro y Juncker lo sabe. Yo estaba aquí a las ocho de la mañana y me fui pasadas las diez de la noche. No fue justo", explica el socialista Ramón Jáuregui, quien recuerda que la Constitución española prohíbe, por ejemplo, la simultaneidad de plenos y comisiones en el Congreso de los Diputados.

"Fueron unas declaraciones desafortunadas y desacertadas porque deslegitiman a la institución", incide el diputado de Podemos Xabier Benito, que sí dice comprender el hartazgo de la sociedad. Por ello, aprovecha para recordar que redujeron su sueldo a tres salarios mínimos para cobrar unos 2.000 euros al mes. Ojo, el resto no lo donan a la institución, sino que se lo guardan para Hacienda y lo ceden al partido.

El problema de la doble sede

Gran parte del problema, sino el principal, es la doble sede: Bruselas-Estrasburgo. Una vez al mes, los 751 eurodiputados y todo el personal de la institución se traslada a la carísima ciudad francesa para celebrar un pleno de cuatro días. El coste está cifrado en más de 100 millones al año para las arcas públicas, pero esta "disfunción" está en los Tratados y Francia jamás permitirá perder esta sede. En Bruselas, el trabajo se centra en las comisiones temáticas y en un pleno mensual de sólo un día.

La solución es compleja. El día de autos había programadas 77 reuniones oficiales de la Eurocámara, a lo que hay que sumar los cientos de encuentros privados. "Eliminar reuniones paralelas tiene más perjuicios que beneficios", explica Jaume Duch, portavoz jefe de la institución. "Un Parlamento moderno no significa estar sentado", recalca. De hecho, quizá lo más cómodo para un ediputado sería estar en su asiento las doce o catorce horas al día que dura la sesión incluso. Quizá se aburriría, pero oye, seguiría cobrando igual. Y no es poco.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión