El Estado Islámico coloca bombas en las entradas de las casas de Mosul para evitar la huida de civiles

El número de personas que han huido de Mosul ha aumentado radicalmente desde que se intensificaron las hostilidades este mes.

Los milicianos del Estado Islámico están colocando una enorme cantidad de bombas y artefactos explosivos caseros en las puertas de entrada de cientos de casas de Mosul con el objetivo de evitar que los civiles que viven dentro huyan de la parte oeste de la ciudad, según han informado un portavoz de la Policía iraquí y varios testigos.

El pasado 17 de octubre las fuerzas iraquíes, con la ayuda de una coalición militar internacional, pusieron en marcha una ofensiva para recuperar la ciudad de Mosul, los milicianos yihadistas han perdido el control de la inmensa mayoría del territorio urbano y se encuentran recluidos en la zona oeste de la ciudad.

Desesperados ante el avance de las tropas iraquíes, los milicianos están utilizando cada vez más a los miles de civiles que quedan dentro del oeste de Mosul como escudos humanos, en un intento de frenar lo que el Ejército iraquí califica de "inminente" victoria.

Las fuerzas del Gobierno iraquí han logrado rápidos avances en la ofensiva desde que abrieron un nuevo frente de combate en el noroeste de Mosul este mes. A día de hoy, el Estado Islámico tan sólo cuenta con 12 kilómetros cuadrados de superficie urbana bajo su control.

No obstante, dentro de esos 12 kilómetros cuadrados se encuentra el casco histórico de la ciudad, lleno de callejuelas estrechas y densamente poblado, por lo que los miles de iraquíes que todavía residen allí se ven obligados a trasladarse (o huir) a pie.

El Gobierno de Haider al Abadi pretende declarar la victoria total sobre Mosul hacia el inicio del mes sagrado del Ramadán, previsto para el 27 de mayo, pero para eso antes tendrá que doblegar a los milicianos de negro que aún resisten en la Ciudad Vieja.

El teniente general Abdul Ghani Al Assadi ha declarado este miércoles en una entrevista con la televisión estatal iraquí que las fuerzas de élite del Servicio Antiterrorista están avanzando de forma estable en los distritos de Rifaia y Najjar. Según el comandante, en pocos días deberían poder alcanzar la orilla oeste del río Tigris, aislando así por completo a los hombres de negro.

"Con la ayuda de Alá podremos completar la tarea asignada en poco tiempo", ha dicho. Los milicianos han desplegado al menos 30 coches bomba en el perímetro para frenar a sus tropas en los últimos dos días, según ha asegurado.

En el distrito de Siha, los milicianos del Estado Islámico han comenzando a patrullar la zona con civiles encadenados a sus muñecas, para así poderles usar como escudos humanos mientras vigilan. "Les vimos avanzar con ellos mientras sostenían sus armas, pero con tantos civiles no les atacamos", ha asegurado Assadi. Según el teniente general, los civiles fueron liberados una vez los yihadistas encontraron refugio.

Cientos de civiles han muerto por los bombardeos de la coalición que lidera Estados Unidos durante la ofensiva iraquí. El resto de la población civil que se encuentra en el interior de la Ciudad Vieja se ve forzada a sobrevivir sin apenas comida y subsiste a base de raíces y granos de trigo hervidos, según cuentan decenas de testigos.

Con miedo a activar los artefactos explosivos que los milicianos han colocado a la entrada de sus viviendas, muchos civiles han comenzado a huir a través de los mismos agujeros de las paredes que hicieron los milicianos yihadistas para avanzar a través de la ciudad sin ser vistos por las fuerzas aéreas enemigas.

El número de personas que han huido de Mosul ha aumentado radicalmente desde que se intensificaron las hostilidades este mes. Alrededor de 10.000 iraquíes dejaron la ciudad este martes, de acuerdo con el Gobierno iraquí, sumándose al éxodo de las más de 700.000 personas que han escapado de la ciudad desde el comienzo de la ofensiva.

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