La peligrosa huida del casco antiguo de Mosul, último reducto del EI

Unas 425.000 personas han huido de sus hogares pero se calcula que decenas de miles permanecen en la zona vieja, adonde no han llegado suministros desde hace semanas.

El hospital de Al-Salam, destruido, en Mosul.
El hospital de Al-Salam, destruido, en Mosul.
Reuters

Escapar del casco antiguo de la ciudad iraquí de Mosul, donde el grupo terrorista Estado Islámico (EI) se ha hecho fuerte, es extremadamente peligroso para los civiles, que prefieren arriesgar su vida antes que morir de hambre o en los bombardeos.

Un residente del casco antiguo de 52 años de edad, Samir al Naimi, dijo que a él y su familia no le quedó otro opción sino "huir y arriesgar la vida", después de meses de cerco impuesto por las fuerzas iraquíes sobre la zona y porque los propios yihadistas impiden la salida de los civiles.

Al Naimi explicó que acordó con algunos vecinos huir el pasado domingo del barrio de Al Maidan, a través del quinto puente sobre el río Tigris, que atraviesa Mosul de norte a sur.

Entre los vecinos corrió el rumor que habitantes del barrio de Al Shifaa colocaron unas escaleras en ese puente para poder cruzar a la orilla oriental, que está bajo el control de las fuerzas gubernamentales.

Combatientes radicales del EI abrieron fuego contra la familia Al Naimi y otras durante la huida, y dos personas resultaron heridas, pero entre los desplazados también había algún hombre que portaba armas y que las empleó para defender a todo el grupo.

Unos 240 civiles, entre ellos muchos niños y mujeres, pudieron salir de esta forma del oeste de Mosul, aseguró Al Naimi, que se encuentra ahora a salvo junto a sus familiares.

Por su parte, un oficial de las fuerzas gubernamentales, Ahmed Ismael, explicó que las tropas estaban alerta y vigilando el quinto puente, donde observaron al grupo de civiles que trataban de huir y acudieron en su ayuda.

Los desplazados fueron ubicados temporalmente en una mezquita, donde las autoridades procedieron a identificarles y verificar que no tenían vínculos con el EI, antes de trasladarlos a campamentos de desplazados a las afueras de Mosul.

Ismael señaló que en sus intentos de salir de las zonas controladas por el EI los civiles caminan por "calles peligrosas y destruidas", donde puede haber artefactos explosivos y otras trampas mortíferas.

Otro residente de Mosul, de nombre Abu Ahmed, dijo que consiguió salir de la ciudad vieja con siete parientes, después de haber estado 20 días sitiados y alimentándose a base de "pan duro".

Desgraciadamente, Ahmed no pudo sacar a su hermana de la zona, la cual acabó muriendo desangrada.

La situación en la ciudad vieja es "terrorífica" e "insoportable", aseguró Ahmed, y detalló que varios edificios se derrumbaron sobre sus residentes debido a los continuos bombardeos de la aviación iraquí y de la coalición internacional antiyihadista.

"Los francotiradores del EI están desplegados en las azoteas de los edificios e impiden a los residentes salir de sus casas, y el olor de los muertos se extiende por toda la zona", destacó Ahmed, el cual dio las gracias porque él y su familia se encuentran ahora lejos de ese horror.

El propio vicepresidente iraquí, Osama al Nuyaifi, admitió hace pocos días que "la situación es catastrófica" en Mosul, debido al hambre y a la falta de productos básicos, incluidos los medicamentos, en el interior de la ciudad vieja.

Destacó que miles de familias han seguido las indicaciones del Ejército de no salir de sus casas hasta el final de la ofensiva militar y ahora padecen una "crisis sin precedentes".

Al Nuyaifi destacó la importancia de continuar la lucha contra el EI, al mismo tiempo que es necesario prestar asistencia a los civiles y proporcionarles ayuda humanitaria.

El vicepresidente incluso dijo que se podría recurrir al empleo de "aviones para rescatar a los ciudadanos".

El Gobierno tiene que llevar a cabo su "compromiso hacia el pueblo", dijo Al Nuyaifi, que encabeza la coalición suní Mutahidun (unidos) y que criticó de forma velada la gestión de la ofensiva por parte del primer ministro, Haidar al Abadi.

Las fuerzas iraquíes dieron comienzo a la batalla para expulsar al EI de la mitad occidental de Mosul el pasado mes de febrero y desde entonces se han hecho con más de tres cuartas partes de la misma, pero los yihadistas resisten en el casco antiguo.

Unas 425.000 personas han huido de sus hogares del oeste, pero se calcula que decenas de miles permanecen en la zona vieja, muy poblada y compuesta por callejuelas, adonde no han llegado suministros desde hace semanas.

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