Cruz Roja suspende sus operaciones en Afganistán tras el ataque a un convoy

La organización denuncia la muerte de sus seis de sus miembros y la desaparición de otros dos en el ataque.

Imagen de archivo del comité internacional de Cruz Roja.
Imagen de archivo del comité internacional de Cruz Roja.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) anunció hoy la suspensión temporal de sus operaciones en Afganistán tras sufrir la peor tragedia en 20 años en ese país por la muerte de seis de sus miembros y la desaparición de otros dos en un ataque contra uno de sus convoyes.

"Suspendemos la operación por el momento porque necesitamos entender qué ocurrió exactamente y respetar también el dolor" de las familias de las víctimas, indicó la portavoz del CICR Anastasia Isyuk.

Casi un mes después de la liberación de un trabajador español de la Cruz Roja que permaneció secuestrado durante cuatro semanas, un grupo de sus voluntarios fueron interceptados mientras llevaban pienso para animales en la provincia norteña afgana de Jawzjan, una zona controlada por insurgentes y delincuentes en la que, según informó la Policía, sólo se adentra esta organización humanitaria.

El jefe de la Policía de Jawzjan, Rahmatullah Turkistani, confirmó que los fallecidos son de nacionalidad afgana e informó de que los cadáveres ya han sido recuperados y entregados al representante del CICR en esta zona.

"Los insurgentes interceptaron los convoyes y dispararon a los empleados de CICR, incluidos los tres conductores", dijo.

Turkistani aseguró que el ataque lo llevaron a cabo "militantes" del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que de momento no se ha atribuido la acción.

Los talibanes, por su parte, se desvincularon del asalto, que atribuyó a un grupo de "secuestradores", una definición que en ocasiones este grupo insurgente utiliza para referirse al EI, con el que está enfrentado.

El CICR ha condenado el ataque "despreciable" y "deliberado" contra los trabajadores humanitarios de la organización.

El presidente de la organización, Peter Maurer, dijo en un comunicado que se encuentra en "estado de shock" después de haber conocido "la gran tragedia".

La directora de la delegación afgana de la organización humanitaria, Monica Zanarelli, definió el ataque como "un acto despreciable".

"Nada puede justificar la muerte de nuestros compañeros y amigos", dijo.

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