Nube tóxica sobre el patio de recreo

En Kenia, los alumnos de un colegio tienen que soportar la densa nube de humo tóxico proveniente de un vertedero ilegal cercano.

La densa nube tóxica que cubre el colegio.
La densa nube tóxica sobre el colegio.
Efe

Algunos niños tosen mientras corretean por el patio de recreo, otros han dejado de ir a clase por problemas de salud. La culpa la tiene una densa nube de humo tóxico que desde hace meses envuelve su colegio en las afueras de Nairobi, junto al que han instalado un vertedero ilegal.

Los niños del asentamiento de Korogocho reciben clases de matemáticas en medio de un fuerte y desagradable olor que se cuela por las ventanas de las aulas, desde donde se ven aves carroñeras buscando alimento entre toneladas de basura amontonadas a escasos metros.

"Si esto continúa, lo mejor será cerrar la escuela. Está perjudicando la salud de los niños", lamenta Charles Ochieng, coordinador del centro social de la iglesia Saint Johns, donde se encuentra este colegio de primaria al que cada día acuden unos 800 alumnos.

El humo procedente de la quema de la basura no solo afecta a la zona del patio, sino también a espacios cerrados como las aulas o la biblioteca.

Anthony busca un poco de silencio en la biblioteca para sumergirse en sus libros, pero le cuesta concentrarse. Al poco rato de estar allí, se le irrita la garganta y le cuesta incluso respirar.

"No es agradable estudiar aquí, pero el humo ya es algo normal. A veces incluso me siento enfermo después de venir aquí", explica este keniano de 16 años que, como otros jóvenes de la barriada chabolista, solo cuentan con este espacio para poder estudiar o hacer los deberes.

La situación empeora cada día. La semana pasada el humo era tan intenso que tuvieron que cerrar y mandar a los niños y profesores a casa.

La iglesia de St. Johns es el corazón social de la comunidad de Korogocho, ya que en sus instalaciones se realizan todo tipo de iniciativas como cursos de formación para mujeres o actividades deportivas.

A causa del humo, que suele ser más intenso por las tardes, muchas de estas actividades se han tenido que cancelar. "Es una locura, hay veces que ni se puede ver el campo de fútbol o la cancha de baloncesto", asegura Ochieng.

David Ochola lleva 18 años trabajando en el centro, primero como profesor y ahora como encargado de la biblioteca. Según cuenta, esta es la primera vez que la gente ha dejado de acudir a la iglesia y al centro. Y todo por culpa del humo tóxico.

Mientras mira las toneladas de desechos que se amontonan al otro lado de la valla que limita el colegio, recuerda que "antes esa zona estaba llena de agua". "Ahora no hay ningún tipo de vida que pueda sobrevivir aquí. Ha matado a los pequeños organismos y ahora está matando a toda la comunidad", lamenta.

El ilegal no es el único depósito de basura que tienen en sus inmediaciones. Un río putrefacto que utilizan para lavar la ropa les separa de Dandora, el mayor vertedero legal de Nairobi.

En el barrio, los vecinos hablan de estos problemas en voz baja. Tienen miedo a las represalias de la mafia que controla el lucrativo negocio que puede constituir un vertedero, que ya les ha amenazado para que dejen de denunciar la situación.

Sus miles de bolsas de plástico esconden una gran variedad de desechos que siempre encuentran comprador, y un ejército de personas trabaja cada día para encontrarlos.

Las autoridades locales se han comprometido a solucionar el problema, pero todo sigue igual desde hace meses. Los vecinos creen los responsables municipales están siendo sobornados, una práctica común en este país.

"Estos humos son muy peligrosos para la salud. Están afectando a todos los niños del colegio y al resto de los que viven aquí", advierte Ochola.

En una batalla en la que se sienten solos, los vecinos han empezado a difundir sus quejas a través de las redes sociales bajo el hastag #StopDumpingDeathOnUs (Parad el vertido que nos está matando).

"La gente tiene miedo de hablar, pero este gas tóxico nos puede matar a todos. Si seguimos en silencio, podemos morir", alerta un joven activista de la comunidad.

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