Su pueblo ya le juzga

Hace unos días, ante la embajada de Cuba en Madrid, se manifestaron los exiliados que celebraban la muerte de Fidel Castro y, por otro, quienes rendían homenaje al líder de la revolución. Era inevitable que acabaran enfrentándose, porque si algo logró Fidel fue crear dos bandos irreconciliables. Viendo las imágenes, no pude evitar ponerme del lado de aquellos que tuvieron que escapar de la isla y buscarse no sé si otra patria, pero sí otro lugar en el mundo. Fijándome en quienes honraban al dictador, me pregunté cuántos han pisado Cuba y en qué condiciones y con quién han estado.


Muchos creímos en la Cuba revolucionaria, soñamos con el Che y llegamos a empaparnos del ‘Gramma’ hace décadas, cuando llegaba al consulado y, además de discursos de Castro, reproducía los diarios de Guevara. Creo que aún conservo algún ejemplar. Pero un día viajamos a La Habana y descubrimos que no todo era culpa del bloqueo, que en la Cuba de Fidel había injusticias, que había niños, como en la época de Batista, que no pedían dinero ni comida, sino unas deportivas, que había prostitución y extranjeros que se beneficiaban de chicas y chicos jovencísimos y gente que vivía mucho mejor que otra. Fidel hizo cosas buenas por su país, no lo dudo, pero robó la libertad a su pueblo. Y es este, más allá de la Historia, quien lleva años juzgándolo.