Dos visitas oficiales a España en los casi 50 años en el poder

El primer viaje fue en 1992, que aprovechó para trasladarse a Galicia, tierra de sus antepasados. El segundo, en 1998.

Un diario estadounidense llegó a informar en 1992 que Fidel Castro estaba transfiriendo parte de su fortuna personal a España con la posible intención de prepararse una jubilación confortable en Galicia, tierra de sus antepasados. Transcurrido el tiempo las noticias no solo no se ha cumplido, sino que el líder cubano ha visitado nuestro país en muy escasas ocasiones.

Su primera visita oficial a España la realizó en el verano de 1992, más de 30 años después de llegar al poder. No obstante, Castro ya había pisado suelo español en 1984, en una escala técnica que hizo cuando regresaba de la Unión Soviética de los funerales de Yuri Andropov.


En ese verano de 1992, el líder cubano inició su primera visita oficial, aunque no de Estado, como invitado a participar en la cumbre iberoamericana. En esa ocasión, Castro aprovechó el viaje para trasladarse a Galici?????a invitado por Manuel Fraga, entonces presidente de la Comunidad gallega.

“En Galicia, como en casa”

“En Galicia uno se siente como en casa”. Ésas fueron sus palabras durante aquellos días por tierras gallegas. Destacar, por significativa, la visita que realizó a Láncara (Lugo), el pueblo de su padre, donde aún vivían algunos familiares directos del dirigente cubano. Se fue de España con una “buena” impresión del Rey: “Un hombre sencillo, natural y honesto”. Y unos

días antes de lo previsto ante el rumor de un golpe de Estado.


Seis años después, en octubre de 1998, y tras participar en la VIII Cumbre Iberoamericana de Oporto, se entrevistó con el presidente José María Aznar en la Moncloa. Antes había realizado una visita de dos días a Extremadura, donde se le pudo ver en las ruinas romanas de Mérida vestido con su uniforme militar de color verde olivo. Un día antes había dado un plantón de cinco horas a Juan Carlos Rodríguez Ibarra.


La entrevista de Castro y Aznar en Madrid sirvió para sellar la reconciliación diplomática entre los dos países, después de dos años años de muy tensas relaciones bilaterales.


Ésa fue la última vez que visitó España. En 2005, su ausencia marcó la cumbre iberoamericana celebrada en Salamanca. A pesar de ello, su Gobierno logró que se aprobara por consenso el rechazo al “bloqueo económico y comercial” de EE. UU. hacia Cuba.

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