​Obama busca reducir la brecha entre policía y minorías al final de su mandato

En las últimas semanas de su mandato, el presidente de los Estados Unidos busca trabajar para estrechar la brecha entre la comunidad negra y latina con la policía.

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?Obama busca reducir la brecha entre policía y minorías al final de su mandato
AFP

El presidente de EE.UU., Barack Obama, se enfrenta al final de su mandato al reto de estrechar la brecha que separa a la policía de las minorías negra e hispana, un desafío que abarcó este jueves con una emblemática reunión en la Casa Blanca con representantes de las dos partes en conflicto.


El encuentro se celebró en el edificio que albergó el antiguo Ministerio de la Guerra, junto a la Casa Blanca, y se centró en diversas iniciativas para aumentar la confianza de las minorías negra e hispana en la policía, así como en formas de garantizar la justicia a todos los estadounidenses, indicó un alto funcionario. Esta fuente indicó que en la Casa Blanca se dieron cita seis funcionarios del Gobierno, entre los que destaca la fiscal general, Loretta Lynch, la primera mujer afroamericana al frente del Departamento de Justicia y que ha instaurado a nivel local varios programas para fortalecer los lazos entre la Policía y las minorías.


En representación de la sociedad civil acudieron alrededor de 30 personas, entre las que hubo figuras tan simbólicas como el reverendo afroamericano Al Sharpton, activista de los derechos civiles y cuyas palabras tienen una gran influencia en la comunidad negra de Estados Unidos.


La lista proporcionada por un alto funcionario de la Casa Blanca también incluye a la presidenta de Voto Latino, María Teresa Kumar, y a Cornell Brooks, presidente de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP), principal organización del país de defensa de los afroamericanos.


En la reunión también estuvo DeRay Mckesson, uno de los líderes más conocidos del movimiento "Black Lives Matter" ("Las vidas de los negros importan") y que fue arrestado el pasado fin de semana durante unas protestas en Baton Rouge, la ciudad de Luisiana en la que dos agentes mataron a un afroamericano la semana pasada.


La llegada del primer presidente negro a la Casa Blanca en 2009 fue interpretado por muchos como una señal de superación de la discriminación hacia los afroamericanos. No obstante, ha sido en su segundo mandato cuando le ha tocado a Obama afrontar el tema del racismo con mayor crudeza.


En julio de 2013, ofreció un discurso muy personal y sincero desde la Casa Blanca en el que reconoció que podría haber sido "su propio hijo" el joven negro Trayvon Martin, de 17 años, y que en 2012 murió por los disparos del ex vigilante de seguridad blanco George Zimmerman, absuelto de toda acusación.


Desde entonces Obama ha tenido que enfrentarse a numerosos momentos cargados de tensión racial durante el último año y medio, especialmente desde la muerte en agosto de 2014 del joven negro Michael Brown en Ferguson (Misuri) a la que siguieron otras muertes de afroamericanos a manos de la policía. La semana pasada las ciudades de Falcon Heights (Minesota) y Baton Rouge (Luisiana) vivieron la muerte de dos ciudadanos negros tras controvertidos encuentros con agentes de policía.


Como consecuencia, se produjeron protestas contra la violencia policial en diferentes ciudades de EE.UU., también en Dallas (Texas) donde cinco policías murieron y once personas resultaron heridas cuando el jueves Micah Xavier Johnson, un ex soldado negro de 25 años, abrió fuego con el objetivo de "matar policías blancos".


"Con demasiada frecuencia, tenemos la sensación de que una tragedia ocurre y hay un intenso debate sobre ello por un par de semanas y luego desaparece", destacó en su rueda de prensa diaria el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.


No obstante, según Earnest, los problemas raciales de EE.UU. no puede resolverse "en un par de semanas" y, por eso, Obama busca soluciones "a largo plazo" con reuniones como las de este jueves, en las que la policía y la sociedad civil pueden intercambiar sus percepciones del problema y de la posibilidad de una solución.


De esta forma, Obama quiere abrir el camino para lograr una mayor concordia en las relaciones raciales de Estados Unidos, aunque en enero tendrá que delegar esa responsabilidad en la persona elegida para ocupar la Casa Blanca en las elecciones de noviembre, ya sea la demócrata Hillary Clinton o el republicano Donald Trump.

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