Pulso bajo el estado de excepción venezolano

Maduro dificulta las protestas en Caracas. Las fuerzas venezolanas lanzaron gas lacrimógeno contra manifestantes opositores.

Manifestaciones contra Maduro en Caracas
Manifestaciones contra Maduro en Caracas
Agencias

Las principales ciudades venezolanas vivieron este miércoles una jornada de marchas oficialistas y contramarchas opositoras, éstas últimas prohibidas por el Gobierno de Nicolás Maduro, que incluso cerró catorce estaciones del metro de la capital para dificultar el desplazamiento de los ciudadanos. Igualmente resonaron en las principales ciudades declaraciones y contradeclaraciones. En Caracas, miles de opositores que intentaron llegar a la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE) para reclamar la aceleración de la convocatoria del referendo revocatorio contra el presidente se toparon con cordones policiales que utilizaron gases lacrimógenos para disuadirlos.


Los uniformados impidieron que los manifestantes se acercaran al CNE y detuvieron a varias personas a lo largo de la mañana, pero los líderes convocantes sí pudieron entregar a uno de los cinco rectores del organismo electoral y al parecer el más sensible a las demandas opositoras, Luis Emilio Rondón, un documento con las peticiones relacionadas con el proceso para expulsar del poder al jefe del Estado. Rondón atendió a los dirigentes opositores en plena calle.


Las manifestaciones se producen en medio de la tensión por el nuevo decreto de emergencia emitido el viernes por el mandatario y que le confiere plenos poderes para gobernar este país agobiado por una severa crisis económica, social y política. De modo casi simultáneo, oficialistas y opositores se congregaron en zonas opuestas de la capital. Los defensores de la iniciativa para revocar al sucesor de Hugo Chávez respondían a la convocatoria de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y del dirigente opositor Henrique Capriles para presionar desde la calle en favor del fin anticipado del mandato de Maduro, al que aún le quedan dos años en el palacio de Miraflores.


Capriles, también gobernador del Estado de Miranda, reiteró el llamamiento de la víspera a desconocer el decreto de excepción, que tildó de "inconstitucional" y consideró que "se presta para cualquier cosa. Si Maduro quiere aplicar este decreto, que vaya preparando los tanques de guerra, que vaya sacando los aviones de guerra y los tanques a la calle porque va a tener que aplicarlo por la vía de la fuerza. Nosotros no vamos a aceptar este decreto". Por un momento, la noche del martes, Capriles había dejado a un lado su tradicional prudencia al instar a las fuerzas armadas a decidir si están del lado de la Constitución o de parte de Maduro, aunque después añadiera: "Nosotros no queremos la solución militar".


El chavismo, encabezado por el vicepresidente Aristóbulo Istúriz, afronta el temporal pasando al contraataque: "El ir a llamar a un referendo es una trampa, ir sin cumplir los requisitos para que les digan que no, para luego alzarse y tomar las calles y seguir sembrando las calles de sangre y de muertos, ¿lo permitimos o no lo permitimos?", se preguntó. El Gobierno decidió prohibir las movilizaciones argumentando que buscan generar violencia.Malestar y desórdenes


Según Istúriz, entre los casi dos millones de firmas presentadas ante el CNE el día 2 hay "rúbricas y huellas dactilares chimbas" (falsas)". Y agregó: "Ellos no tenían la intención de hacer el referendo (...) las recogieron (las firmas) fuera de tiempo simplemente para justificar la violencia. (.) El presidente Nicolás Maduro tiene dos alternativas: Sigue firme al lado del pueblo o se entrega. No se va a entregar, va a seguir al lado del pueblo".


El primer pulso político bajo el estado de excepción salpicó las calles de las principales ciudadades de protestas en general minoritarias, quizá porque la principal preocupación de los venezolanos en este momento en procurarse comida. La dramática escasez de alimentos y todo tipo de productos de primera necesidad, sumada a una inflación que cerró 2015 en el 180% -la mayor del mundo- tiene al país al borde del estallido social. "La gente está cansada. La situación está malísima, esto en cualquier momento revienta", declaró a France Presse la enfermera Lilimar Carrillo desde la cola en la que aguardaba para comprar comida en la ciudad de Guarenas, a unos 45 kilómetros de Caracas.


En Guarenas, recuerda la técnica de Turismo Yanina Díaz, "empezó el 'Caracazo'", el sangriento estallido social de febrero de 1989 detonado por el aumento de los precios de la gasolina y del transporte público. En esta ciudad abundan los muros con el rostro del fallecido presidente Hugo Chávez, pero las carencias cotidianas han exacerbado el malestar contra el Gobierno, con desórdenes callejeros. "Ya la gente no quiere revolución, lo que quiere es comida", resume Migdalia López, que siempre votó a Chávez y a Maduro. "Estamos cansados de hacer cola, de matarnos por un cartón de huevos o la harina del pan".

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