Temer pide confianza "en la vitalidad de la democracia brasileña"

El nuevo presidente interino, en su primer discurso tras la destitución de Dilma Rousseff, apuesta por la reforzar economía del país.

El nuevo presidente interino de Brasil, Michel Temer.
El nuevo presidente interino de Brasil, Michel Temer.
Marcos Correa/AFP

El presidente interino de Brasil, Michel Temer, declaró este jueves, en su primer discurso tras sustituir a Dilma Rousseff -suspendida por el Senado-, que es necesario "tener confianza en la democracia brasileña".


En una ceremonia sin pompa, a la que asistieron cientos de líderes políticos que hasta ahora estaban en la oposición, Temer también pidió confianza en "la recuperación de la economía nacional, en los potenciales del país y en sus instituciones sociales y políticas".


El nuevo mandatario brasileño solo citó a Rousseff para declarar su "absoluto respeto por la presidenta suspendida", sin "discutir las razones" de la decisión del Senado y "subrayando el más pleno respeto por las cuestiones institucionales".


Su discurso tuvo un fuerte contenido económico y apuntó a los mercados internacionales, frente a los que aseguró que es "urgente" recuperar la imagen de Brasil.

"Es urgente pacificar a la Nación y unificar a Brasil", y para eso es necesario "un Gobierno de salvación nacional", que tenga el "diálogo" como bandera, para comenzar a "garantizar la retomada del crecimiento económico", declaró.


Manifestó su "convicción de que es preciso rescatar la imagen y credibilidad de Brasil en el concierto interno e internacional", a fin de que "los empresarios y los trabajadores se entusiasmen y se retome la seguridad de las inversiones".


También propuso "incentivar de forma significativa las sociedades publico privadas", por su capacidad de generar puesto de trabajo, cuya recuperación será uno de los primeros objetivos de su gestión.


"Para eso, es imprescindible reconstruir los fundamentos de la economía y mejorar el ambiente de negocios para el sector privado", así como enderezar las maltrechas cuentas públicas, para lo cual ratificó su apoyo a una reforma del sistema de jubilaciones.


Temer subrayó, no obstante, que "el Estado no puede hacerlo todo y depende de los sectores productivos", por lo que el sector público debe "cuidar de espacios fundamentales como la seguridad, la salud y la educación" y "compartir el resto con la iniciativa privada".


Según los analistas, Temer tendrá amplio apoyo en el Congreso, incluso para aprobar reformas constitucionales, pero su respaldo dependerá de que muestre resultados rápidamente.


Quien era hasta ahora vicepresidente del Gobierno -sustituyó a Rousseff después de que el Senado decidiera abrir un juicio político y separarla del cargo durante 180 días-, contará inicialmente con el apoyo de los diez partidos que integrarán su Gabinete.


"El nuevo Gobierno tendrá una mayoría parlamentaria suficiente incluso para impulsar cambios constitucionales, pero con la paradoja de que, aunque tendrá un respaldo de dos tercios en el Congreso, también se enfrenta al rechazo de dos tercios en la sociedad", dijo el analista político Marco Antonio Carvalho Teixiera, profesor de la Fundación Getulio Vargas (FGV) en Sao Paulo.


"En un primer momento tendrá una amplia mayoría en el Congreso. Si los partidos que apoyaron el juicio político contra Rousseff lo respaldan al menos por coherencia, tendrá apoyo suficiente para aprobar con facilidad enmiendas constitucionales", agregó Michael Mohallem, profesor de derecho en la FGV en Río de Janeiro.


La legislación exige para las enmiendas constitucionales la aprobación de tres quintas partes en la Cámara de Diputados (308 votos de 513 posibles) y, solo entre los partidos que integran su Gabinete, el presidente interino ya tiene garantizados 323 votos.


Tal mayoría es necesaria para algunas reformas que asesores de Temer han adelantado que pretende impulsar con rapidez, una laboral y otra del sistema de pensiones, así como para concluir la aprobación del ajuste fiscal anunciado por Rousseff el año pasado para afrontar la crisis y que el Congreso dejó pendiente por la falta de apoyo a su Gobierno.


La base de apoyo del nuevo Ejecutivo será el centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), presidido por Temer, la mayor fuerza política del país, con 65 diputados.


También lo apoyarán las principales fuerzas de oposición a Rousseff, acogidas en el Gabinete de Temer: el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, 51 diputados), Demócratas (DEM, 29) y el Partido Popular Socialista (PPS, 9).


A ese bloque se suman algunos partidos de centro y derecha que hasta hace algunas semanas apoyaban a Rousseff pero votaron por el juicio político y también tenidos en cuenta en el Gobierno: Partido Progresista (PP, 47 diputados), Partido de la República (PR, 40), Partido Social Democrático (PSD, 34), Partido Republicano Brasileño (PRB, 22) y Partido Laborista Brasileño (PTB, 19).


Con ella está también el Partido Verde (PV), uno de cuyos 7 diputados, José Sarney Filho, asumirá la cartera de Medio Ambiente, que ya ejerció durante el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso.


A los partidos del Gabinete podrán unirse otros que ya anunciaron respaldo a Temer, como Solidaridad (SOL), con 14 diputados.


La oposición se limitará a los grupos fieles hasta última hora a Rousseff, encabezados por el Partido de los Trabajadores (PT), con 58 diputados, el Partido Democrático Laborista (PDT, 20), y el Partido Comunista do Brasil (PCdoB, 10).


A estos 88 diputados se sumaron los seis del izquierdista Partido Socialismo y Libertad (Psol) al anunciar ayer un bloque que ejercerá una oposición sistemática al Gobierno de Temer.


"Lo que (Temer) propone es una agenda neoliberal, conservadora, que retirará derechos, pero estaremos al frente de la lucha para impedir cualquier retroceso", adelantó el diputado Afonso Florence (PT).


A favor de Temer también cuenta su gran capacidad de articulación con los parlamentarios, algo de lo que Rousseff carecía por completo, gracias a su larga experiencia como legislador, con seis mandatos y a que presidió la Cámara Baja en dos legislaturas.


Pero esa amplia mayoría en el Congreso tiene un plazo de vencimiento, según los analistas. "La pregunta es hasta cuándo tendrá ese apoyo. Si no comienza a dar rápidas respuestas gubernamentales, Temer comenzará a sufrir presión y el apoyo cada vez le costará más caro", opinó Carvalho Teixeira al referirse a las medidas necesarias para enderezar la economía, que el año pasado registró su mayor caída en 25 años (-3,80 %) y la inflación más elevada en trece años (10,67 %).


Los analistas alertaron de que, sin las rápidas respuestas esperadas, algunos partidos pueden comenzar a abandonar el barco antes de las elecciones municipales de octubre próximo.


Otra dificultad será el respaldo en riesgo de parlamentarios investigados por el gigantesco escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras. "Temer tendrá dificultades cada vez que la investigación avance sobre su base en el Congreso, especialmente cuando salpique a sus ministros", afirmó Mohallem, que recordó que algunos de los miembros del Gabinete han sido citados en el proceso de Petrobras. 


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