​Rusia y EE. UU. intentan evitar una guerra en Nagorno Karabaj

Azerbaiyán ha amenazado con atacar la capital del enclave armenio.

Decenas de personas rodean el féretro de un soldado armenio muerto.
Decenas de personas rodean el féretro de un soldado armenio muerto.
Reuters

La comunidad internacional encabezada por Rusia y EE. UU. intenta evitar una guerra a gran escala en Nagorno Karabaj, la frontera más militarizada de Europa, después de que Azerbaiyán amenazara con atacar la capital del enclave armenio.


Azerbaiyán puso en alerta máxima a su ejército "para asestar demoledores ataques" contra Stepanakert, capital del Karabaj, y "otras ciudades ocupadas", "si en un plazo breve de tiempo el enemigo (Armenia) no cesa sus bombardeos contra las zonas pobladas".


"¡Que lo intenten!", replicó desafiante Artsrun Ovanisián, portavoz del ministerio de Defensa armenio.


Esta retórica belicista, sumado al recrudecimiento de los combates en varios lugares de este auténtico polvorín caucásico, levantó todas las alarmas en Rusia, EE. UU. y Francia, los encargados de supervisar el alto el fuego en vigor desde 1994.


El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, conminaron a ambos bandos "al cese inmediato de las acciones militares", llamamiento al que se sumó la OTAN.


Lavrov viajará el miércoles a Bakú para mantener urgentes consultas con sus colegas azerbaiyano e iraní, cuyo país tiene frontera con ambos bandos en conflicto y ha mantenido tradicionalmente unas buenas relaciones con la cristiana Armenia.


El Grupo de Minsk de la OSCE, que coordina las negociaciones de paz entre armenios y azerbaiyanos, se reunirá este martes en Viena, y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, viajará próximamente a la zona.


Según la cancillería rusa, Kerry y Lavrov también "condenaron los intentos de ciertos actores externos de instigar la confrontación en torno al Karabaj". Aunque Lavrov aseguró que Rusia no acusa a ningún país "de provocar la actual escalada de tensión, tampoco a Turquía", todas las miradas apuntaron inmediatamente al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.


Tras asegurar el fin de semana que su país apoyará "hasta el final" a Azerbaiyán, por lo que Ereván le acusó de alentar los agresivos planes militares de Bakú, este lunes pronosticó que Nagorno Karabaj "volverá en un futuro a su auténtico redil y será de nuevo azerbaiyano".


"Turquía estuvo junto a Azerbaiyán desde el principio del conflicto y lo seguirá estando", insistió Erdogan, cuyo país no tiene relaciones diplomáticas con Armenia, entre otras cosas por la negativa de Ankara a reconocer como genocidio la matanza de 1,5 millones de armenios hace cien años a manos del Imperio Otomano.


Los combates, que estallaron el sábado y son los más cruentos en más de veinte años, no cejaron durante toda la jornada, en la que no dejaron de llegar voluntarios al frente, en especial desde Armenia.


Uno de esos autobuses fue alcanzado a la altura de la provincia fronteriza de Matakert por el proyectil lanzado por un avión no tripulado de Azerbaiyán y mató a cinco personas, informó el ministerio de Defensa armenio.


La autoproclamada república de Nagorno Karabaj dijo haber matado ya a unos 300 soldados azerbaiyanos y destruido 25 tanques de ese país en los tres días de combates, y admitió sólo 20 bajas.


Mientras, el parte militar azerbaiyano informó de la liquidación "en las últimas horas" de unos 170 soldados enemigos y una docena de blindados armenios.


"Armenia intenta compensar sus pérdidas en la línea de separación con el Karabaj con los ataques contra áreas de población. Nos obliga a tomar medidas. Conminamos de nuevo a la parte armenia a no utilizar la fuerza contra la población civil", señaló el ministerio de Defensa azerbaiyano en un comunicado.


El presidente armenio, Serge Sargsián, propuso el cese de las hostilidades por el control del enclave, aunque condicionado a que los bandos regresen a sus posiciones iniciales antes del 1 de abril.


De lo contrario, advirtió, "una mayor escalada de las acciones militares puede acarrear consecuencias imprevisibles e irreversibles, incluido una guerra a gran escala", en cuyo caso reconocerá la independencia del Karabaj, territorio habitado mayoritariamente por armenios.


En respuesta, la cancillería azerbaiyana aseguró que está dispuesta a aceptar un alto el fuego, pero antes las tropas armenias deben abandonar el Karabaj y la integridad territorial del país debe ser restablecida en virtud de las resoluciones de la ONU.


Azerbaiyán suspendió unilateralmente las acciones militares el domingo, pero sigue combatiendo, y se niega a ceder los puntos estratégicos de Nagorno Karabaj que retomó el sábado.


La toma de esas cinco colinas y dos localidades permitió al presidente de Azerbaiyán, Ilham Alíev, clamar el domingo la mayor victoria militar de su país sobre su mayor enemigo desde el fin de la guerra que dejó más 25.000 muertos (1992-94).


En cambio, Sargsián ridiculizó el éxito militar azerbaiyano y explicó que el enemigo únicamente había tomado un par de parcelas en el norte y sur de la frontera del Karabaj, "de unos 200-300 metros, perdiendo un hombre por cada palmo de terreno".

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