Los 6.000 pasos diarios de Hollande para mantener la línea

El presidente francés ha decidido combatir su desapego por la actividad física con un método, a priori, asequible.

François Hollande en una imagen de archivo.
François Hollande con su nuevo modelo de gafas
Reuters

El presidente de Francia, François Hollande, es un reconocido amante del deporte, especialmente como espectador de fútbol. Pero no tanto del ejercicio físico, al punto de deshacerse de la cinta de correr que le regaló su hijo porque no la utilizaba jamás.


Sin embargo, a falta de poco más de un año para las próximas elecciones presidenciales, Hollande ha decidido combatir su desapego por la actividad física con un método, a priori, asequible: al menos 6.000 pasos al día para controlar la línea.


El remedio, que ha recomendado esta semana a sus conciudadanos el político socialista, es una receta del médico Michel Cymes, una estrella del bienestar en la televisión francesa y, ahora, también inspirador del presidente. "Nos ha marcado a cada uno de nosotros, y me siento concernido, el objetivo de caminar 6.000 pasos al día", lanzó Hollande durante una visita al Instituto Nacional del Deporte de Francia (Insep).


Esos 30 minutos diarios a pie ayudarían a reducir a la mitad el número de personas sedentarias en Francia en los próximos diez años, según el presidente. Y de paso, un buen número de diagnósticos de enfermedades y de gasto a la seguridad social. 


Hace cerca de un año Hollande reconocía su particular desapego por el ejercicio y comentaba a la publicación "Le Lab" que, de entrada, no tiene tiempo para el ejercicio y que además no le hace particular gracia. "No es mi vida. No porque no me guste el deporte, que me encanta. No voy al gimnasio, no hago nunca ejercicio muscular. No digo que esté bien lo que hago, pero es así", confesaba el jefe del Estado.


Aquellas declaraciones se producían después de que Hollande, siguiendo los consejos de la que era entonces su pareja, Valerie Trierweiller, perdiera peso de cara a la campaña presidencial que le llevó al Palacio del Elíseo en 2012. Entonces intentaba derrotar al conservador Nicolas Sarkozy, al que le gusta dejarse fotografiar corriendo, montando en bicicleta o a caballo, y el socialista corrigió sus formas curvilíneas y cambió ligeramente de estilo.


Su apuesta encontró recompensa al desalojar a Sarkozy del palacio presidencial y devolver el máximo poder de Francia a los socialistas tras veinte años de vacas flacas. Pero la jefatura del Estado, con una agenda sembrada de reuniones y viajes en coche oficial, ha hecho que vuelvan tiempos de carnes generosas.


Ahora Hollande se obliga a subir los pisos del Palacio del Elíseo por las escaleras, según revela el periódico "Le Journal du Dimanche" y tiene una aplicación que cuenta los pasos, un podómetro, descargado en su iPhone para contar sus zancadas y recuperar el tono físico. El presidente francés ha revelado su argucia para perder peso, pero no ha desvelado que hará para ganar consistencia en los sondeos de popularidad.


La última encuesta del instituto demoscópico Odoxa le otorgaba un 18 % de aprobación, una cifra que cae dos puntos respecto al mes anterior y que le coloca como el jefe de Estado europeo menos apreciado por sus conciudadanos. Si al margen de sus hábitos deportivos Hollande no consigue corregir de algún modo su rumbo político, le quedarán unos 2,5 millones de pasos antes de dar el que podría sacarle del Palacio del Elíseo tras las elecciones presidenciales de 2017.

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