Trump y la vieja guardia, ¿condenados a entenderse?

Tira y afloja entre el magnate y el aparato del partido.

Trump y la vieja guardia, ¿condenados a entenderse?
Trump y la vieja guardia, ¿condenados a entenderse?

La cada vez más probable nominación de Donald Trump como candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos genera un tira y afloja entre el magnate y el aparato del partido, que podría tener que terminar sucumbiendo al éxito del multimillonario y asumir que ambos están condenados a entenderse.


Con más de media docena de estados a su favor en las elecciones primarias republicanas, resulta complicado encontrar una alternativa exitosa a la candidatura de Trump, más aún cuando el rival aupado por el partido para tratar de hacerlo, el senador Marco Rubio, apenas se ha hecho con una victoria en Minesota.


"Esto causa algunos problemas potenciales para ambos. Trump está presentándose en gran medida frente a Washington, y está, probablemente, en desacuerdo con el partido en una serie de cuestiones (aunque no está del todo claro lo que va a hacer en la mayoría de las políticas)", explicó a Efe Justin Holmes, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Northern Iowa.


Para Holmes, la clave está en cómo actuarán a partir de ahora los conservadores en el Congreso, donde tienen mayoría en ambas cámaras, y qué estrategia seguirán para relacionarse con el magnate.


"Se han movido demasiado tarde para detenerlo en las primarias. En general, van a tener que decidir si lo aprueban, lo que potencialmente daña la marca republicana, o se oponen a él y corren el riesgo de que sea imposible hacerle frente si es elegido", agregó el experto.


La retórica radical del magnate, su lenguaje insultante, así como su propuesta de prohibir la entrada al país a los musulmanes o su renuencia a rechazar el apoyo que recibió de David Duke, exlíder del grupo supremacista blanco Ku Klux Klan (KKK), ha hecho que muchos congresistas manifestaran su respaldo a Rubio, pese a que el tiempo y los hechos juegan en su contra.


Pese a ello, esta semana, la oficina del presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, ya mantuvo los primeros contactos con la campaña del magnate, a quien hasta ahora se habían limitado a criticar por sus comentarios extremos.


En este sentido, los demócratas llevan meses contrarrestando el discurso de Trump, y no solo eso, también acusan al Partido Republicano de haber aupado a un líder como él con sus políticas obstruccionistas, que han alimentado el malestar social.


David Lublin, profesor en la American University, considera en conversación con Efe que la nominación de Trump "colocaría a muchos candidatos republicanos en un dilema".


"No quieren alienar a sus fervientes seguidores, pero tampoco quieren ahuyentar a los votantes de centro", apunta.


"Los miembros del Congreso de los distritos o estados moderados pueden sentirse obligados a desautorizarlo para tener una oportunidad de ganar", explica en referencia las elecciones legislativas que también se celebran en noviembre.


Pero sin duda, aclara Lublin, los republicanos de la vieja guardia tendrán que "cultivar una identidad distinta", algo sumamente difícil, a su juicio, dada la importancia en Estados Unidos del concepto de "partido".


"Todo el atractivo de Trump se basa en ser un 'outsider' -una alternativa al aparato-, mientras que también le gustaría que el partido le coronase, que prosperase su consideración en el establishment, como lo ha hecho en las primarias", añadió.


Como recuerda Chris Larimer, también experto en Ciencias Políticas, el fenómeno Trump ha aglutinado "el enfado y el odio" de muchos ciudadanos que rechazan las posturas adoptadas por Washington, sin importar que el magnate no haya explicado cuál es su programa electoral.


Sin embargo, a la vez que el aspirante republicano se afianza como posible candidato a la Presidencia, también se derrumban más y más, si cabe, sus índices de aprobación nacional, lo que demuestra, a ojos de Larimer, que no solo tendrá el contundente rechazo del votante demócrata, sino también de los independientes.


Será, por tanto, complicado que el Partido Republicano pueda acudir a la convención de julio para nombrar a su candidato manifestándose en contra del aspirante que más respaldo ha obtenido de los votantes, pero también lo será para Trump reivindicarse como el vencedor que necesita a sus rivales

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