Dimite el ministro de Justicia libanés en rechazo a la política de Hizbulá

Ashraf Rifi aseguró que la actitud de Hizbulá está conduciendo a la desintegración del Estado.

El ministro de Justicia libanés, Ashraf Rifi, anunció este domingo su dimisión del Gobierno de Tamam Salam, en protesta por lo que calificó de actuación "inaceptable" del grupo chií Hizbulá y sus aliados.


Según su carta de dimisión, citada por la Agencia Nacional de Noticias (ANN) libanesa, Rifi aseguró que la actitud de Hizbulá está conduciendo a la desintegración del Estado y "pone en gran peligro" las relaciones con el mundo árabe y, en especial, con Arabia Saudí.


Su renuncia se produce dos días después de que Arabia Saudí anunciara la suspensión de una ayuda militar al Líbano de entorno 4.000 millones de dólares, como reacción a la negativa del Líbano de no condenar los asaltos a las sedes diplomáticas saudíes en Irán, el pasado enero, y en protesta por las actuación del grupo chií.


Según informó la agencia oficial de noticias saudí, SPA, "los actos terroristas" de Hizbulá contravienen el "tradicional apoyo del reino saudí al Líbano durante las crisis económicas y políticas" que ha atravesado el país.


Por ello, informó la SPA, Riad decidió "reconsiderar por completo sus relaciones con el Líbano" y tomó la decisión de suspender el apoyo que presta al Ejército y Policía libaneses, por la influencia que ejerce la milicia chií sobre el Estado.


El ministro de Justicia libanés también resaltó que con su decisión desea mantenerse "fiel a la memoria del mártir del Líbano, el ex primer ministro Rafic Hariri, y de todos los mártires de la revolución del Cedro", en alusión a las personalidades de tendencia antisiria asesinadas en el Líbano en los pasados años.


"Nuestra patria atraviesa uno de los periodos mas complicados de su historia moderna tras una crisis nacional provocada por las fuerzas de facto, que controlan el Estado y sus instituciones", expuso Rifi en su carta de dimisión, en referencia al grupo chií.


Para el ahora exministro, esta situación ha abocado "al Estado a una situación de vacío y desintegración", lo que, según él, "ha desfigurado la identidad nacional, y ha puesto en peligro la soberanía, la economía, su futuro, y sus relaciones internacionales y árabes".