Bush sale al rescate de su hermano en Carolina del Sur

El expresidente arremete contra Donald Trump en un intento por afianzar la frágil sexta posición de Jeb en ese Estado.

El expresidente dejó claro que la guerra es abierta: "La presidencia es un trabajo muy serio que requiere buen juicio y normalmente la persona que lo tiene no es la que grita más alto".
El expresidente dejó claro que la guerra es abierta: "La presidencia es un trabajo muy serio que requiere buen juicio y normalmente la persona que lo tiene no es la que grita más alto".
Efe

Desde que dejó la Casa Blanca George W. Bush ha preferido evitar los focos para pintar óleos "en los que vale más la firma que el cuadro" y escribir libros "que lee poca gente", admitió el lunes. Sus apariciones públicas se habían limitado a discursos pagados para públicos selectos o recaudaciones de fondos que han engrosado la campaña de su hermano Jeb. La misma que hace aguas, a pesar de haber recibido más donaciones que ninguna otra, y que se juega su supervivencia en Carolina del Sur, donde va sexto en las encuestas.


Allí reapareció el expresidente para rescatar a su hermano menor y poner en su sitio a Donald Trump, el favorito indiscutible que saca 20 puntos en las encuestas a su siguiente rival, Ted Cruz. Trump no tiene misericordia con quienes le atacan, por lo que en el debate del sábado descargó su artillería sobre George W. Bush. El expresidente todavía no había hablado, pero cuando lo hizo el lunes en Charlestone dejó claro que la guerra es abierta. "La presidencia es un trabajo muy serio que requiere buen juicio y normalmente la persona que lo tiene no es la que grita más alto", precisó. "Entiendo que el pueblo estadounidense esté frustrado, pero no necesitamos en el Despacho Oval a alguien que refleje e inflame nuestra frustración".


El mayor de los Bush nunca mencionó a Trump, ni se molestó en contraatacar sus acusaciones de que el mayor ataque terrorista en la historia de EE.UU. ocurrió durante su mandato y por tanto no es cierto que mantuviera al país seguro. Trump cumplió la tarea del niño que hace ver que el emperador va desnudo al recordar que gracias a su intervención en Irak ese país es ahora "Harvard para los terroristas". No todos sus votantes comparten su opinión, pero ninguno parece dispuesto a abandonarle. En lo que confían los Bush es en el 55% del electorado que en citas anteriores ha decidido su voto la semana de las primarias, que los republicanos celebran el sábado.


Los demócratas tendrán caucus en Nevada, donde hace un mes Hillary Clinton sacaba 25 puntos de ventaja y hoy "es una competición muy cerrada", según la campaña de Bernie Sanders. No hay encuestas fiables pero el pánico que refleja la campaña de Clinton da una idea de que al menos siente amenazado su liderazgo. El lunes canceló un acto de Florida, al que mandó a Bill Clinton, para poder improvisar un mitin en Nevada. Ayer estaba en Nueva York, en busca del voto afroamericano, que necesitará el día 27 en Carolina del Sur, y las donaciones de Wall Street para igualar el aluvión de anuncios que ha desplegado Sanders en Nevada con los 8 millones de dólares (7,1 millones de euros) recaudados tras su aplastante victoria en New Hampshire.


Como prueba de que la frustración se ha apoderado de su campaña, Bill Clinton comparó el lunes a los votantes de Sanders con los del Tea Party, lo que se volverá en su contra. Otra señal de que el cortafuegos del sur para frenar a Sanders puede ser más vulnerable de lo que se pensaba.

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