Trump pone a prueba los límites de su tirón

?El republicano intenta rentabilizar su negativa a participar en el debate de la cadena conservadora Fox, el último antes de los caucus de Iowa.

El candidato republicano para las elecciones presidenciales de EE. UU. del 2016, Donald Trump.
El candidato republicano para las elecciones presidenciales de EE. UU. del 2016, Donald Trump.
Afp

No cabe duda de que Donald Trump es un candidato como nunca ha habido otro. Sus seguidores le admiran cada día más con cada nuevo desafío al sistema. Su capacidad para deleitarles sólo es comparable a su talento para escandalizar a la gente de bien, y es precisamente esa etiqueta del candidato teflón al que no se le pega nada la que le fortalece. "Podría disparar a la gente en la Quinta Avenida y seguirían votándome", ha dicho, ebrio de fama y poder.


Trump va por libre. Maltrata a la prensa sin piedad, pero esta le sigue con tanta fidelidad como quienes prometen convertirle en candidato del Partido Republicano cuando el próximo 1 de febrero comience en Iowa la eliminatoria. Y es en este Estado en el que todos los aspirantes tienen que mendigar el voto puerta a puerta donde el caprichoso multimillonario ha puesto a prueba los límites de su tirón, suponiendo que los haya. Su último órdago, plantar a la cadena Fox, Biblia de los conservadores, la víspera del último debate republicano antes de los caucus de Iowa. Su motivo: "Está claro que esa presentadora la tiene tomada conmigo", ha dicho con su desparpajo habitual.


Se refiere a Megin Kelly, que en el primer debate se atrevió a preguntarle: "Una de las cosas que la gente admira de usted es que dice lo que piensa, pero tiene su contraparte, particularmente cuando habla de mujeres. Usted ha llamado a las mujeres que no el caían bien, 'cerdas gordas', 'perras', 'guarras' y 'animales despreciables'", le recordó, sosteniéndole la mirada. "Sólo a Rosie O'Donnell", se defendió él. "No. Para que conste", aclaró la presentadora, "esto va mucho más allá de Rosie O'Donnell".


Al terminar ese debate en el que no salió muy bien parado, Trump dijo a la CNN que Kelly iba a por él, "le salía sangre por los ojos y por quién sabe dónde", opinó el multimillonario. La opinión generalizada es que con ello implicaba que la presentadora estaba de mal humor porque tenía la regla, algo que él ha negado, pero que ha contribuido a cimentar la fama de misógino que ya tenía labrada. Después atacaría a los inmigrantes, a los musulmanes, a la prensa... Trump reparte su desprecio sin misericordia, como hizo en el 'reality show' de la NBC donde se hizo famoso por castigar despóticamente a los aspirantes a conseguir un empleo en su empresa, a los que remataba al final de cada episodio con un implacable: "You are fired!" (¡Estás despedido!)."Será imparable"

¿Le despedirá esta vez el electorado? La cuenta atrás ha comenzado. Si gana el lunes, ha advertido su principal rival, Ted Cruz, "será imparable". Su desplante por el debate republicano, donde probablemente hubiera tenido que dar cuentas de sus muchas inconsistencias como conservador, es probablemente un movimiento calculado para librarse de esa cuita en días de reflexión, pero también ha dado margen a amigos y enemigos para mofarse de él y recordar que no está a la altura de los desafíos que trae la presidencia de EE UU.


El más astuto de sus contrincantes, Ted Cruz, el único que le hace sombra en las encuestas, le llama ahora 'el Pato Donald' aprovechando un juego de palabras que en inglés se asocia con los cobardes (to duck down es agacharse como un pato para esquivar las balas o el peligro). Cruz ha visto en este movimiento estratégico su gran oportunidad para darle el tiro de gracia o al menos dejarle en evidencia, si no acepta el duelo al que le ha retado.


"Si no le parece bien el debate de la Fox, le propongo que debata conmigo durante dos horas el sábado. La gente de Iowa lo merece. Ya tenemos alquilado el recinto. Tenemos la hora. Sólo nos falta el candidato. Y si no le gustan los moderadores que he propuesto, lo hacemos sin moderador". Como Trump se aferra a que en lugar del debate de la Fox estará haciendo un acto improvisado para recaudar fondos por los veteranos, Cruz ha conseguido que dos de su megadonantes ofrezcan 1,5 millones de dólares a los veteranos si aparece en el duelo de Sioux City al que le ha emplazado.


Trump seguía esquivando el reto, y al contraatacar asestaba golpes a Cruz donde más daño le ha hecho hasta ahora, su lugar de nacimiento. "¿Dónde quiere hacerlo? ¿En Canadá?", se burlaba, ya que a su juicio eso le impediría ser presidente de EE UU. Otros candidatos menores como Mike Huckabee se sumaron a su honorable acto por los veteranos con la esperanza de arañar unos minutos de esa atención mediática que tanto le sobra a Trump. "A ver cuánto dinero gana Fox sin mí en ese debate", fanfarroneó, a sabiendas de cómo sube los índices de audiencia. Nadie se atrevía a apostar que no aparecería en el último momento, con él nunca se sabe, pero de lo que no hay dudas es de que ha logrado convertir la campaña presidencial en un 'reality show' que tiene a todo el mundo a la espera del próximo episodio.

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