Las calles de Túnez vuelven a estallar cinco años después

El país vive una situación similar a la que acabó con la expulsión del dictador Ben Alí, con protestas por la falta de empleo y las crisis.

La frustración vuelve a llenar las calles del pequeño país norteafricano y es de nuevo el centro de Túnez, la zona más deprimida.
La frustración vuelve a llenar las calles del pequeño país norteafricano y es de nuevo el centro de Túnez, la zona más deprimida.
Efe

Cinco años después de la revuelta que acabó con Zine el-Abidine Ben Ali, Túnez, en estado de emergencia desde el atentado contra el autobús de la Guardia Republicana en noviembre, revive aquella revolución con protestas contra el desempleo en todo el país que han obligado a las autoridades a imponer el toque de queda. Cambian los nombres, pero los problemas de fondo se mantienen y se suman otros, como la irrupción del grupo yihadista Estado Islámico (EI).


Si en 2011 el epicentro de la protesta fue la aldea de Sidi Bouzid tras la inmolación del joven vendedor de fruta Mohamed Bouazizi, hace una semana la escalada de tensión empezó muy cerca, en Kaserine, tras la muerte de Ridha Yahyaoui, de 28 años, electrocutado después de haberse encaramado a un poste eléctrico durante una protesta contra su retirada de una lista de empleo en la administración pública. Ridha es el nuevo 'mártir' de la calle tunecina. En 2011 el eslogan más repetido por los manifestantes era "el pueblo pide la caída del régimen", ahora las palabras que más se escuchan son "trabajo, libertad y dignidad".


Los avances en materia política -Túnez es el único de los países que vivieron la llamada 'primavera árabe' que avanza en su transición a una democracia- no van de la mano de los económicos, con una cifra de desempleo del 15%, cinco puntos por encima de la de 2010. La frustración vuelve a llenar las calles del pequeño país norteafricano y es de nuevo el centro de Túnez, la zona más deprimida, la que lidera un levantamiento que el jueves se extendió a las calles de la capital, lo que obligó al Gobierno a reaccionar. Al menos un agente de policía ha muerto hasta el momento y hay decenas de detenidos.


"Durante la revolución todos gritaban pidiendo dignidad, pero no puedes tener dignidad si no tienes trabajo. En Túnez el crecimiento económico ha estado siempre vinculado a un sector público que ahora es estéril", apunta el profesor Ridha Chkoundali en el portal Tunisia Live. Chkoundali recuerda que "los inversores nos han abandonado debido a la incertidumbre que genera la transición política y a la aparición del terrorismo, nadie quiere correr el riego de sufrir un ataque".


Francia fue el primero en acudir al rescate de su excolonia y prometió un paquete de ayudas de 1.000 millones de euros durante los próximos cinco años. Un dinero que se invertirá "en las regiones más desfavorecidas y en la juventud", señaló la presidencia francesa.


"Ante los daños contra las propiedades públicas y privadas y el peligro que representa la continuación de estos actos para la seguridad de la patria y de los ciudadanos, se decidió proclamar un toque de queda en todo el territorio tunecino de las 20 horas a las 05 horas", informó el Ministerio del Interior. El primer ministro, Habib Essid, regresó de urgencia del Foro Económico Mundial de Davos y emitió un comunicado para intentar justificar esta medida de fuerza que se toma debido al riesgo del uso de las manifestaciones contra el desempleo por parte de grupos extremistas "para cometer atentados". Todo recuerda demasiado a los últimos días de Ben Ali y por eso Essid pidió a las fuerzas de seguridad que "muestren contención a la hora de hacer frente a las protestas pacíficas".Medidas urgentes

Los dirigentes lamentan no tener "la varita mágica para acabar con el desempleo", como declaró el primer ministro al canal France24, pero intentan contener la ira de los ciudadanos con medidas "urgentes" como las aprobadas esta semana que incluyen la promesa de generar empleo para 5.000 parados. Pero no han sido suficientes para calmar los ánimos de una población cansada de promesas y que en 2011 perdió el miedo a echarse a las calles. Esta es la gran diferencia entre entonces y ahora, la pérdida del miedo y la libertad para criticar abiertamente a los gobernantes.


Las autoridades temen que los grupos extremistas aprovechen el descontento para actuar, pero también para seguir ganando seguidores entre los jóvenes desencantados. En 2015 el EI golpeó en tres ocasiones en Túnez, dos de ellas contra intereses turísticos como el museo del Bardo de la capital (22 muertos) y la playa de Susa (38 muertos), y la tercera, contra la Guardia Republicana (12 muertos), de nuevo en la capital. Estos ataques suponen un golpe directo a un sector que representaba el 7% del PIB del país. Túnez es la principal cantera de yihadistas extranjeros para la guerra en Siria. Hasta abril de 2014 la cifra oficial era de 3.000 y el temor del Gobierno es que nuevos combatientes comiencen a hacer la yihad en su propia casa.

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