Prostitutas 'de película' que molestan a Marruecos

La película prohibida en el país revela que Marrakech es una meca del turismo sexual.

Fotograma de la película 'Much love'
Fotograma de la película 'Much love'
Youtube



Una película sobre la vida de cuatro prostitutas realizada por el marroquí Nabil Ayuch ha sido prohibida en Marruecos tras originar una enorme polémica por su lenguaje crudo y su retrato de lo que es un secreto a voces: la ciudad de Marrakech como meca del turismo sexual.


El ministerio de Comunicación hizo el lunes por la noche pública su decisión: la película no será autorizada "dado que conlleva un grave ultraje a los valores morales y a la mujer marroquí, además de ser un atentado flagrante contra la imagen del país".


La película 'Much loved' (Zine li fik) acaba de ser proyectada en Cannes fuera de la sección oficial, al parecer con una acogida discreta, pero la aparición de un extracto del filme ha bastado para soliviantar los ánimos desde la semana pasada, tanto en las redes sociales como en los medios de comunicación.


En la película, cuatro prostitutas comparten su casa y sus vidas, sus alegrías y sus frustraciones, y hablan sin tapujos del comportamiento de sus clientes árabes del Golfo en fiestas multitudinarias regadas de dinero y alcohol, así como de europeos en busca de sexo con menores o con travestis.


Realidades por todos conocidas y que también contribuyen a hacer de Marrakech una capital turística, como las montañas del Atlas y las serpientes de la plaza Yamaa el Fna.


Una página circula en los últimos días en Facebook titulada abiertamente "Todos por la ejecución de Lubna Abidar (actriz principal del filme) y Nabil Ayuch", que en la noche del lunes tenía ya más de mil "likes" y un sinfín de comentarios hirientes.


Una desconocida Asociación marroquí de defensa del ciudadano ha interpuesto una denuncia contra Ayuch y Abidar porque la película "perjudica directamente a Marrakech y a sus mujeres, y más generalmente a Marruecos", según dijo al sitio telquel.ma su presidente, Mustafa Hasnaui.


Incluso el imán de una mezquita de Salé, ciudad vecina de Rabat, aprovechó el sermón del pasado viernes para criticar una película "que incita al libertinaje y promueve entre los marroquíes la pornografía y las relaciones ilegítimas: un extranjero besa a una mujer y luego se la lleva a la cama, los dos desnudos, ¿es eso cine?", se preguntó.

Nabil Ayuch y Lubna Abidar han concedido numerosas entrevistas a emisoras de radio, cadenas de televisión y portales web en las que han tenido que justificarse por la elección del tema y el uso de palabras normalmente impronunciables en una sociedad puritana como la marroquí.


"La realidad, claro que puede molestar -dijo Ayuch al portal le360.ma- ¿Aceptamos mirarnos en el espejo? Si nosotros no lo hacemos, otros lo harán en nuestro lugar", razonó el cineasta, caracterizado por elegir temas controvertidos en sus películas.


Ayuch reconoció que no ha hecho una película para todos los públicos y pese a ello confiaba en que pasara el filtro de la "comisión de visionado" (un eufemismo para el organismo de censura) por el que pasa todo filme, nacional o extranjero, antes de tener el permiso de exhibición en el país.


La comisión podría haber calificado la película para "mayores de 16 años" o hasta reclamar al director que corte ciertas escenas, pero el Centro Cinematográfico Marroquí envió a Cannes a una avanzadilla que asistió a la proyección y opuso su clara negativa.


"Es una película sutil, no es para todos los públicos ni para pasarla por la televisión, porque el cine ya no es un medio de gran público (pero) si el público marroquí está maduro para ver ciertas imágenes extranjeras, ¿por qué no vería las rodadas por los locales?", se preguntó Ayuch antes de conocer la prohibición.


"El problema -ha escrito el comentarista Karim Bujari- no es la película, que casi nadie ha visto, sino el turismo sexual. En Marruecos, este turismo no es una ficción, sino una realidad. No es la película de Ayuch la que la inventó. Nosotros la conocemos, la vivimos, la debatimos y hasta nos reímos a veces, pero nos negamos a verla en la pantalla y a que otros marroquíes nos hablen de ella".


Y es que la (in)moralidad de la película no ha sido el único problema en un país que aún debate si el arte debe ser "limpio", como proclama el gobernante Partido Justicia y Desarrollo (islamista).


La película también ha sido criticada por mostrar una imagen negativa del país y evidenciar sin ambages uno de esos fenómenos de los que no se debe hablar en voz alta.