Italia afronta este jueves la elección del nuevo Jefe de Estado

Tras la dimisión de Giorgio Napolitano de 89 años y que renunció el pasado 14 de enero.

Napolitano
Italia afronta este jueves la elección del nuevo Jefe de Estado
Agencias

El Parlamento italiano vota desde mañana para elegir al nuevo presidente de la República tras la dimisión de Giorgio Napolitano, de 89 años y que renunció el pasado 14 de enero, para cuya sustitución no hay de momento un candidato claramente destacado.


La votación para elegir al nuevo inquilino del palacio del Quirinale tiene además un importante interés político, ya que el nombre será el resultado de las alianzas que forje el presidente del Gobierno, Matteo Renzi, con sus aliados y con el partido de Silvio Berlusconi.


Alianzas para encontrar una personalidad que satisfaga tanto a Renzi como a los aliados de la derecha, pero que ya han creado malestar e incluso podrían resquebrajar el grupo del primer ministro, el Partido Demócrata (PD).


Aunque actualmente el Gobierno de Matteo Renzi se encuentra afianzado en el poder, a pesar de no haber sido elegido en unas elecciones, la situación en el Parlamento es la misma que salió de las urnas en 2013 y por la que fue incapaz de ponerse de acuerdo para buscar un sustituto a Napolitano en abril de ese año.


La diferencia en este caso es la colaboración que en estos meses se ha instaurado entre Renzi y Berlusconi para sacar adelante algunas reformas, como la ley electoral, y que en Italia se conoce como el "Pacto del Nazareno", que toma el nombre de la calle donde tiene su sede el PD y donde ambos mantienen sus encuentros.


Renzi ya ha celebrado varias reuniones con su partido para encontrar un nombre que proponer a Berlusconi y a sus socios en el poder, el Nuevo Centro Derecha (NCD) del exdelfín del ex primer ministro, Angelino Alfano.


Entre los posibles sucesores que los medios italianos barajan en estos días se encuentra el ministro de Economía Pier Carlo Padoan, el exalcalde de Roma Walter Veltroni, el exjuez del Tribunal Constitucional Sergio Matarella y la exministra y senadora del PD Anna Finocchiaro.


Pero el secretismo es una obligación en este juego de la táctica política para evitar que se "queme" la candidatura, y por ello se cree que los parlamentarios del PD y de Forza Italia optarán por depositar una papeleta en blanco en las primeras votaciones, previstas desde el jueves.Dos tercios de los escrutinios


En ellas será necesario llegar a una votación favorable a un candidato que reúna a los dos tercios de los llamados a votar, por lo que, si se cumple la llamada a votar en blanco, prácticamente hará imposible que haya nuevo presidente en la primera jornada.


Está previsto que el Parlamento se reúna mañana en sesión plenaria, es decir con los 1.009 llamados "grandes electores" -diputados, senadores, representantes de la regiones y senadores vitalicios- a las 15.00 hora local (14.00 GMT) para una primera votación.


El proceso de elección proseguirá con dos votaciones diarias durante las próximas jornadas, incluido el fin de semana, hasta que uno de los candidatos logre los apoyos necesarios.


La Constitución italiana, de 1947, establece que la elección del Jefe de Estado requiere dos tercios de los escrutinios en las tres primeras votaciones, que son 673, mientras que, en la cuarta, bastará la mayoría simple.


Es por ello por lo que, como ha programado Renzi, en el cuarto escrutinio, cuando la mayoría es de 505 votos, se prevé que salgan las cuentas y entonces se podrá conocer quién es el elegido para ser el decimotercer presidente de la República italiana.


La presidencia temporal de Italia recae, por mandato constitucional, en el presidente del Senado, el magistrado antimafia Pietro Grasso, y la convocatoria de la sesión conjunta que elegirá al nuevo jefe de Estado es competencia de la presidenta de la Cámara Baja, la exportavoz en Italia de la Alta Comisaría de la ONU para los Refugiados (ACNUR) Laura Boldrini.


Boldrini llamará por orden alfabético a los "grandes electores", que tendrán que depositar su papeleta con el nombre, previamente sellada para evitar que se coloque más de una, en las urnas ubicadas dentro de las cabinas instaladas en el hemiciclo. Después, la presidenta de la Cámara leerá en voz alta los votos.