Dimite el presidente de la República de Italia, Giorgio Napolitano a los 89 años

Él mismo adelantó su renuncia el 31 de diciembre cuando alegó "limitaciones" derivadas de su edad, 89 años.

Napolitano
Dimite el presidente de la República de Italia, Giorgio Napolitano a los 89 años
Agencias

El presidente de la República de Italia, Giorgio Napolitano, firmó este miércoles su renuncia al cargo, tal como él mismo adelantó el pasado 31 de diciembre, cuando alegó para ello "las limitaciones y las dificultades" derivadas de su edad, 89 años.


La firma de la renuncia se produjo en la mañana de este miércoles, según medios locales, y se hizo pública después de que el primer ministro, Matteo Renzi, interviniera el martes ante el pleno del Parlamento Europeo en su discurso de cierre de la presidencia de turno italiana de la Unión Europea (UE).


Tres cartas ha tenido que escribir el ahora presidente emérito para hacer oficial su renuncia: una al primer ministro, Matteo Renzi, otra al presidente del Senado, Piero Grasso, y una tercera a la presidenta de la Cámara de los Diputados, Laura Boldrini.


Después de una vida entregada a la política, Napolitano se retira para poder dedicarse a su familia, como explicó recientemente, y porque ya tenía "ganas de volver a casa".


En este momento es Grasso quien asume las funciones de la presidencia de la República hasta que sea elegido el sucesor, cuyo nombre será sometido a una primera votación que tendrá que celebrarse, según contempla la Constitución italiana, antes de los próximos quince días.


Aún no hay candidatos claros, tal y como afirmó a primera hora de la mañana Deborah Serracchiani, vicesecretaria del Partido Democrático -que lidera Renzi- y el objetivo del Gobierno es el de "alcanzar un acuerdo en la cuarta o quinta votación".


Napolitano pasará a la historia por ser el primer presidente reelegido del país, pues sustituyó a Carlo Azeglio Ciampi el 10 de mayo de 2006 y fue de nuevo electo el 20 de abril de 2013 después de que los partidos políticos fuesen incapaces de alcanzar el suficiente consenso para decidir un sucesor.