Marion Maréchal-Le Pen, un asunto de familia

Marion Maréchal-Le Pen.
Marion Maréchal-Le Pen, un asunto de familia
AFP

A los 24 años, cuando la mayoría de jóvenes franceses pelea aún por buscar trabajo o acabar sus estudios, Marion Maréchal-Le Pen se maneja en el estrado y ante las cámaras como si su destino desde la cuna no pudiese ser otro que la brega política.


Tercer eslabón de la dinastía "lepenista", esta atractiva diputada es desde este fin de semana la nueva estrella del Frente Nacional (FN) y la esperanza de la ultraderecha para mantener la popularidad a la que le ha llevado su tía, Marine Le Pen.


A nadie se le escapa que el apellido pesa mucho, y Marion no hace nada por disimularlo.


Pero más allá del rango dinástico, su capacidad oratoria, su discurso rotundo y su imagen fresca calan entre una juventud desencantada con los partidos tradicionales, que busca respuestas contundentes a la crisis que sufre la "grandeur" francesa.


Con 22 años se convirtió en la diputada más joven de la historia de la República en la Asamblea Nacional.


Muchos parlamentarios le niegan hasta el saludo, pero ella permanece flemática, inalterada, sin perder la compostura ni tampoco la autoestima que es marca de la casa.


Pese a su juventud, su discurso recupera constantes del de su abuelo y fundador del partido, Jean-Marie Le Pen, e introduce nuevos elementos conservadores que la alejan de su tía Marine, como su oposición al aborto.


"Mi mayor interés está en los asuntos relacionados con la justicia y con la sociedad, sobre todo los ligados con la familia", reconoció hoy Maréchal-Le Pen a la prensa dentro del XV Congreso del FN que se celebra este fin de semana en Lyon.


De hecho, encarna el ala tradicionalista e identitaria del FN, más preocupada por la inmigración y la inseguridad ciudadana que por el proteccionismo económico que preconizan otros sectores dentro del partido.


Frente a la intervención del Estado en la economía que defiende uno de los vicepresidentes del partido y mano derecha de su tía Marine, Florian Philippot, Maréchal-Le Pen aboga por el liberalismo y la flexibilización del despido.


Y, aunque fue la más votada en las elecciones internas para conformar el "parlamento" de su propio partido, ha preferido rechazar cualquier cargo orgánico dentro de la ejecutiva para no dar la impresión de que su familia se reparte los puestos.


"Marine me lo ha propuesto, pero no he aceptado (la vicepresidencia) porque no quiero que se le reproche que ha transformado el partido en el Frente Familiar", ironizó.


"Tengo 24 años y el futuro por delante, no hay ninguna prisa", sentencia cuando se le pregunta si alguna vez optará a la presidencia de su partido.


Nacida el 10 de diciembre de 1989 en las afueras de París, es hija del también militante ultraderechista Samuel Maréchal y de Yann Le Pen, divorciados en 2007, y está casada desde este mismo año con el empresario y padre de su hijo Matthieu Decosse.


Con unos estudios en Derecho jamás acabados por su incipiente carrera política, se deja seducir primero por Nicolas Sarkozy, de quien termina pronto desencantada, y se acerca posteriormente a su tía, que la incluye en las listas de las elecciones municipales en 2008 y en las regionales de 2010.


Su gran oportunidad llega en los comicios parlamentarios de 2012, en el feudo meridional de la ultraderecha de Vaucluse, donde consigue imponerse en segunda vuelta y convertirse en la diputada más joven, después de que en 2011 se bajase la edad mínima de 23 a 18 años.


En la Asamblea Nacional se encuentra entre los parlamentarios con más intervenciones en el hemiciclo, en las que no desaprovecha la ocasión de fustigar al Gobierno socialista.


"Me reconozco en esa gente a la que no dejáis de oprimir con cada vez más impuestos, desconfianza e inseguridad", dijo en una de sus intervenciones más recordadas.


Ahora, tiene a todo un partido, el más votado de Francia en las últimas elecciones europeas, detrás. Pero también el legado de una familia de la que se ha convertido en su última heredera.


"Si viene alguien en las próximas generaciones, ya os avisaremos con tiempo, descuidad", bromeaba ayer Marine Le Pen con los periodistas.