La dura terea de cumplir su agenda ante un Congreso hostil

El presidente de EE.UU. ha asegurado estar "ansioso por volver a trabajar" tras el paréntesis de las legislativas que han ganado los republicanos.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, asume desde el difícil reto de materializar su agenda progresista en sus dos últimos años de mandato, ante un Congreso hostil a sus políticas y el más republicano desde que llegó a la Casa Blanca en 2009.


Obama está "ansioso por volver a trabajar" tras el paréntesis de las elecciones legislativas de este martes y no dudará en ser "agresivo" para tratar de dejar un legado sustancial en la parte final de su mandato, según anticiparon hoy bajo anonimato fuentes de la Casa Blanca.Control absoluto de los republicanos

El mandatario ofrece una rueda de prensa en la que abordará los resultados de las elecciones, en las que los republicanos se hicieron con el control absoluto del Congreso.


La Casa Blanca había insistido en que estos comicios no eran un referendo sobre Obama, en sus horas más bajas en cuanto a popularidad, pero lo cierto es que muchos de los republicanos que han logrado victorias basaron sus campañas en atacar la gestión y las políticas del presidente.


Los republicanos solo necesitaban arrebatar seis escaños a los demócratas para controlar el Senado, pero les quitaron siete y el total podría ascender a diez si ganan en Alaska y Virginia (aún en el recuento de votos), y en una segunda vuelta en Luisiana en diciembre.


En la Cámara de Representantes, los conservadores ampliaron su influencia, tienen hasta el momento 243 escaños y van camino de convertirse en la mayoría republicana más fuerte desde la presidencia del demócrata Harry Truman hace casi siete décadas.


También hizo estragos la "marea roja", el color de los republicanos, en las elecciones para renovar los cargos de gobernador en 36 estados del país, con victorias inesperadas en feudos tradicionalmente demócratas como Maryland, Massachusetts o Illinois.


Es cierto que, como admitió el propio Obama horas antes del cierre de las urnas, el hecho de que muchos de los escaños más disputados del Senado que se renovaban estuvieran en estados de tendencia conservadora no favorecía a los demócratas.


Además, el diagnóstico de los primeros casos de ébola en Estados Unidos o el inicio de la campaña militar contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) ocurrieron en pleno ciclo electoral, en un país donde las campañas comienzan meses antes de los comicios, y eso se convirtió para muchos republicanos en el arma perfecta contra Obama.


Pero también Obama tiene su parte de culpa porque, a diferencia de cuando era candidato, como presidente le ha sido difícil "conectar" y convencer a los votantes, como ha reconocido él mismo, y algunos analistas cuestionan hoy si el perfil bajo que mantuvo durante la campaña fue una buena idea.


Durante las encuestas a pie de urna divulgadas ayer quedó claro que la principal preocupación de los votantes sigue siendo la situación de la economía.


Y, pese a que los indicadores reflejan mes a mes que la recuperación va por buen camino, los ciudadanos no sienten los beneficios de esos buenos datos macroeconómicos en su día a día, lo que ha motivado en parte el voto de castigo a Obama y al Partido Demócrata en general.


Desde enero pasado, Obama ha tomado varias medidas ejecutivas, que no requieren de la aprobación del Congreso, precisamente centradas en fortalecer la economía, pero las de mayor impacto y más polémicas serán para reformar el sistema de inmigración, y el presidente ha prometido anunciarlas antes de que termine el año.


Si una acción ejecutiva de Obama en inmigración se combina con una decisión de hacer caso a las bases más conservadoras por parte del probable nuevo líder del Senado, el republicano Mitch McConnell, "los estadounidenses pueden esperar dos años más de confrontación y parálisis", advirtió hoy en un artículo William Galston, analista del Instituto Brookings.

Pero si Obama y McConnell están dispuestos a centrarse "en áreas de posible cooperación" bipartidista, "el tono en Washington podría cambiar para mejor", anotó Galston.


La "significativa" victoria republicana de ayer también conlleva "un mayor nivel de responsabilidad" para ese partido, que si "quiere demostrar antes de 2016 que es mejor gobernando que los demócratas" debe hacerlo ahora, según sostiene hoy The Washington Post en un editorial.


En la misma línea, se expresa The New York Times en otro editorial en el que urge a los republicanos a explicar cuál es su programa, tras una campaña basada en la "negatividad" y en señalar el "fracaso" de las políticas de Obama.