Las fuerzas de Kiev avanzan calle por calle en Lugansk

Los combates llegan ya al centro de uno de los bastiones más importantes de los separatistas.

Un soldado ucraniano, en la región de Lugansk
Las fuerzas de Kiev avanzan calle por calle en Lugansk
AFP

Lugansk, uno de los bastiones más importantes de los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, está mas cerca de ser recuperada por las fuerzas de Kiev después de que los combates llegaran este martes al centro de esa ciudad tras varias semanas de sitio y hostigamiento.


"Hemos liberado un barrio de Lugansk y ya hay combates en el centro de la ciudad", anunció este martes durante su habitual comparecencia ante los medios el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania (CSND), Andréi Lisenko.


Los sublevados, que este lunes reconocían que la guerra urbana, "calle por calle", ya ha llegado a esa ciudad, en la que todavía permanecen 250.000 de sus 430.000 habitantes, negaron este martes enfrentamientos cuerpo a cuerpo en el centro de Lugansk.


El portavoz de los separatistas de Lugansk, Konstantín Knírik, informó de intensos cañoneos con morteros y misiles Grad (Granizo) contra el centro de la ciudad y argumentó que el Ejercito ucraniano no usaría la artillería contra esa zona si sus soldados estuvieran allí combatiendo contra los rebeldes.


Las autoridades municipales de Lugansk, elegidas en comicios democráticos mucho antes de la rebelión prorrusa, confirmaron que el centro de la ciudad fue cañoneado esta madrugada, por lo que varios edificios de viviendas y también el mercado central quedaron parcial o totalmente destruidos.


"Han muerto y resultado heridos ciudadanos pacíficos", lamentó la Asamblea municipal de la ciudad, que reiteró que Lugansk lleva ya 17 días sin agua ni luz, sin comunicaciones ni tampoco abastecimiento de alimentos, medicinas y combustibles.


Según Kiev, al menos otros 17 habitantes de Lugansk, entre ellos mujeres y niños, murieron este lunes presuntamente a manos de los rebeldes cuando intentaban abandonar la ciudad en una columna de camiones militares debidamente señalados con banderas blancas y otros distintivos que indicaban que transportaban a civiles.


"Recogimos en el lugar de tragedia 15 cuerpos y otros dos llegaron al hospital junto a los heridos", aseguró Lisenko, quien también explicó que las labores de rescate han tenido que ser suspendidas por los combates que hay en la zona.


Los camiones con los refugiados fueron atacados, según el portavoz del CSND, con lanzamisiles de bocas múltiples Grad, un potente arma capaz de arrasar una superficie de hasta 15 hectáreas en una sola andanada completa.


La muerte de los refugiados ocurrió a la salida de Lugansk, en una carretera que une la ciudad con el paso fronterizo ucraniano 'Izvárino', a unos 50 kilómetros, y que atraviesa territorios controlados prácticamente en su totalidad por los separatistas.


Precisamente al otro lado de 'Izvárino', en el paso fronterizo ruso 'Donetsk', sigue varada desde hace días parte de la ayuda humanitaria rusa destinada a la población civil de Lugansk y de otras ciudades en la zona del conflicto armado ucraniano.


La Cruz Roja, que ha asumido la jurisdicción de la carga, espera de que el Gobierno de Kiev y los prorrusos le den garantías de seguridad para asumir el transporte, la gestión y reparto de la ayuda humanitaria rusa.


Aunque los sublevados han mostrado su disposición a garantizar la seguridad del convoy, en Kiev les han responsabilizado de no ofrecer esas garantías.


A pesar de una larguísima negociación y los acuerdos alcanzados entre todas las partes implicadas, todavía no hay fecha para la entrada en Ucrania del convoy ruso, formado por 262 camiones con 1.900 toneladas de alimentos, medicinas, sacos de dormir y generadores eléctricos.


Los camiones, que cruzarán a Ucrania por 'Izvárino', en manos de los separatistas, deberán pasar por territorios controlados por los prorrusos prácticamente hasta su entrada en Lugansk, por lo que Kiev insiste en que no puede garantizar la seguridad del convoy cuando atraviese esas zonas.


Aunque los acontecimientos sobre el terreno apuntan a que hay muy poco espacio para la paz, ni siquiera para unas negociaciones sobre un hipotético alto el fuego, en Kiev se han congratulado este martes por la convocatoria de una cumbre en Minsk a la que acudirán el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, y el líder ruso, Vladímir Putin.


Ambos mandatarios coincidirán el próximo 26 de agosto en la cumbre entre la Unión Aduanera (Rusia, Bielorrusia y Kazajistán), la Unión Europea y Ucrania, en la que podrían incluso mantener una reunión bilateral.


"Por fin se marca una hoja de ruta que puede concluir con el fin de la guerra y el tránsito hacia la paz", escribió en su Facebook el viceprimer ministro ucraniano, Valeri Chali, en una clara alusión a que Moscú puede jugar un papel crucial para terminar con el conflicto.


Poco después, en una comparecencia ante la prensa, Chali aseguró que "las próximas dos semanas serán determinantes" para el fin de la guerra.