Las carreteras y puentes de Estados Unidos, en alerta

Un informe advierte de que sufrirán un severo impacto si el Congreso no aprueba fondos.

El presidente estadounidense, Barack Obama, hizo esta semana un llamamiento desesperado al Congreso para que impida que grandes obras públicas del país se queden sin fondos federales a la vuelta del verano.


La caída de un puente en plena circulación de tráfico puede parecer algo inverosímil en Estados Unidos pero el derrumbe el año pasado de un puente sobre el río Skagit en el estado de Washington demuestra la necesidad de renovar las grandes infraestructuras.


El puente, por el que pasa la carretera Interestatal 5 que conecta Seattle (EE.UU.) con Vancuver (Canadá), fue construido en 1950, década en la que se creó el sistema federal de autopistas, una época de prosperidad económica para Estados Unidos tras el final de la Segunda Guerra Mundial.


Cuando Obama llegó al Gobierno en 2008 en plena crisis económica se comprometió a hacer "la mayor inversión en infraestructura nueva desde la creación del sistema federal de autopistas en los años 50" para ayudar a salvar o crear 2,5 millones de puestos de trabajo.


Pero de nuevo miles de trabajo podrían estar en peligro ante la falta de liquidez de este fondo que podría quedar vacío a finales de agosto, si el Congreso no actúa a tiempo para capitalizarlo, dejando en la cuerda floja 700.000 puestos de trabajo, equivalentes a la población de ciudades como Denver, Seattle o Boston.


"Si este Congreso no actúa para finales de verano, el Fondo Fiduciario de Autopistas se quedará sin recursos. No habrá ningún dinero", afirmó Obama el lunes en un discurso en Washington cerca del puente de Key Bridge, uno de los más transitados de la capital.


Recordó que actualmente hay en marcha más de 100.000 proyectos de reparación de carreteras, reconstrucción y modernización de puentes y vías de comunicación y llamó a los republicanos a un acto de "patriotismo económico" asegurando que no son las infraestructuras "de Obama" sino que son para todos los estadounidenses.


"Los estados podrían tener que elegir en breve a qué proyectos dar continuidad y en cuáles pisar el freno porque se están quedando sin dinero", advirtió el mandatario, quien aseguró que algunos estados ya han comenzado a hacerlo.


El secretario de Transporte Anthony Foxx ha advertido en una carta de que los recortes podrían empezar la primera semana de agosto, cuando se calcula que el fondo baje de los 4.000 millones de dólares, el colchón que el Gobierno federal establece como necesario para cubrir los pagos salientes a los estados.


El fondo se financia un impuesto federal sobre la gasolina y el diesel, que a lo largo de los ha sido objeto de disputa, y arma electoral, y no se ha subido desde 1993.


A finales de febrero, Obama anunció un plan de infraestructuras, que contempla una inversión de más de 300.000 millones de dólares en infraestructuras durante los próximos cuatro años, pendiente de aprobación en el Congreso.


La Casa Blanca ha recordado que tradicionalmente las inversiones en infraestructuras han recibido el apoyo republicano y demócrata en el Congreso, donde ambos grupos se encuentran ahora enzarzados en asuntos como la reforma migratoria, bloqueada por los republicanos, con mayoría en la Cámara de Representantes.


Este enfrentamiento que ha impedido el avance de medidas consideradas fundamentales por la administración y han llevado a Obama a tomar medidas ejecutivas, ante la amenaza de una demanda del presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, por su uso "excesivo".


Obama ha indicado que la actual paralización en Washington obedece a motivos puramente políticos y para desatascarla ha instado a la presión ciudadana sobre los legisladores en Washington.


En los últimos meses tanto Obama, como el vicepresidente, Joseph Biden, han hecho campaña para pedir al Congreso más inversión en infraestructura, con discursos económicos y gestos más populares, como el almuerzo con hamburguesas que tuvieron con trabajadores de un proyecto de renovación urbana en la capital estadounidense.


Una posible solución sería el plan que han presentado el senador republicano por Tennessee Bob Corker y el demócrata por Connecticut Chris Murphy de subir 12 céntimos los impuestos sobre el combustible durante los próximos dos años para dar liquidez al fondo.


Según la Casa Blanca, el 65 % de las principales carreteras del país se encuentra en un estado por debajo del considerado correcto y el 25 % de los puentes necesita una reparación significativa.

Además el presidente ha dicho que Estados Unidos "significativamente menos", teniendo en cuenta el porcentaje de su economía, que China y Alemania.


La Oficina del Presupuesto del Congreso estima que se necesitarán 8.000 millones adicionales para mantener el Fondo Fiduciario para Autopistas hasta el 31 de diciembre de 2014.