Brasil

Muere un joven de 18 años en las masivas protestas de Brasil

Más de un millón de personas se manifiestaron en Brasil con graves disturbios en la capital. En el atropello, fruto del caos, restultaron heridas otras once personas en Sao Paulo.

Más de un millón de personas se manifestaron este jueves en casi un centenar de ciudades brasileñas en el marco de la gran protesta social que comenzó hace semanas. Se registraron graves disturbios en al menos una decena de localidades, incluidos un asalto al Congreso y al Ministerio de Exteriores.


En Brasilia, unas 20.000 personas -según la Policía Militar- inundaron el centro de la capital para marchar hacia el Congreso, que estaba fuertemente protegido por un total de 3.500 agentes y vacío, ya que se autorizó a los legisladores a no asistir a la sesión de la tarde, como medida preventiva.


La mayoría de los manifestantes se concentraron de forma pacífica frente a la explanada conocida como Espejo del Agua, pero un grupo intentó asaltar el Congreso. "Ocupa y resiste", gritaban según la cadena O'Globo.


Al parecer, los manifestantes hicieron estallar sacos de pólvora cargados con canicas y consiguieron romper el cordón de seguridad y uno de ellos logró entrar en el Congreso, donde fue detenido. Los uniformados lanzado gases lacrimógenos y cargaron contra la multitud para dispersarla.


También se vivieron enfrentamientos en el Palacio de Itamaray, sede del Ministerio de Exteriores. Un grupo de manifestantes consiguió llegar hasta allí, cambiando el recorrido de la marcha y dando lugar a una auténtica batalla campal.


Los manifestantes se saltaron las medidas de seguridad y rompieron las ventanas, consiguiendo acceder al interior del Palacio de Itamaray -formado por tres edificios-, donde provocaron un incendio. La Policía Militar lanzó balas de goma, gases lacrimógenos y gas pimienta, hasta expulsarlos de allí.


O'Globo informó también de que cinco personas que participaron en la manifestación frente al Congreso se trasladaron después al Ministerio de Justicia y desde allí intentaron acceder al Palacio de Planalto, donde fueron detenidas.


El Servicio Médico de Atención Móvil de Urgencia (SAMU) atendió a  un total de 31 personas en Brasilia, once de las cuales tuvieron que ser hospitalizadas. El caso más grave es el de un joven que tiene una bala de goma alojada en el cráneo.


Nuevo ataque al Ayuntamiento

En Río de Janeiro, unas 300.000 personas -según la Policía Militar- marcharon desde Cinelândia hasta el Ayuntamiento, en la mayor manifestación que se ha celebrado hasta ahora por la convocatoria de los ya bautizados como 'indignados' brasileños. 


Un grupo de 200 manifestantes intentó tomar el Ayuntamiento y arrancó vallas y quemado coches para asegurar su avance frente a la resistencia de la Policía Militar, dando lugar a un fuerte enfrentamiento.


De acuerdo con el diario 'Folha', los manifestantes lanzaron morteros y los uniformados respondieron con gases lacrimógenos, gas pimienta y balas de goma. Además, algunos agentes cargaron contra la multitud desde los caballos.


El hospital Municipal Souza Aguiar informó de que atendió a 36 personas por las heridas sufridas en este enfrentamiento, la mayoría con contusiones, impactos de balas de goma y por los gases. No obstante, los medios de comunicación sitúan el balance entre 62 y 80 heridos, entre ellos el periodista de Globo News Pedro Vedova, al que le han disparado una bala de goma a la cabeza.


Las autoridades cariocas ya esperaban una gran movilización hacia el Ayuntamiento, por lo que sus aledaños estaban fuertemente protegidos. Las sedes de empresas estatales como Petrobras y Correios cerraron antes y las entradas a las sucursales bancarias estaban bloqueadas con vallas.


Un muerto 

En la localidad de Ribeirio Preto, ubicada en el estado de Sao Paulo, un joven de 18 años de edad, identificado como Marco Delefrati, murió y otras 11 personas resultaron heridas, al ser atropelladas por un coche en el marco de la manifestación.


En el vídeo publicado por la Policía Militar en la red social Twitter, se ve cómo el coche atropella a esta docena de personas en su intento por saltarse el bloqueo impuesto por los manifestantes en una de las calles de Ribeirio Preto.


La Policía Militar consiguió detener al conductor del vehículo, pero se lo llevó a otras instalaciones para evitar que fuese linchado por los manifestantes, que llegaron a sumar 25.000 en esta localidad paulista.


En la ciudad de Sao Paulo, epicentro de las protestas, se manifestaron unas 100.000 personas -también de acuerdo con las fuerzas de seguridad-, entre miembros de los movimientos sociales y de partidos políticos y sindicatos.


A lo largo del recorrido por la avenida Paulista se produjeron choques entre los manifestantes anónimos y políticos y sindicalistas, que fueron recibidos a gritos de "corrupción" y "mensaleiros", en alusión al caso de compra de votos por parte del oficialismo en el Congreso.


Reunión de urgencia  

En este contexto, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha convocado a sus principales ministros para este viernes para definir la postura del Gobierno ante la creciente tensión en las calles.


La líder del Partido de los Trabajadores (PT) tuvo que abandonar el Palacio del Planalto ante la posibilidad de que los manifestantes llegaran a su interior, pese a que estaba fuertemente protegido por el Ejército.


Las protestas

Las movilizaciones comenzaron hace dos semanas de forma pacífica en Sao Paulo por la subida del precio del transporte público de 3 a 3,20 reales, pero se tornaron violentas el pasado viernes, a causa de la represión de la Policía Militar.


Desde entonces, miles de personas han tomado las calles de las principales ciudades para protestar, ya no solo por estas tarifas, sino también por los efectos sobre la Hacienda Pública de la Copa Confederaciones, el Mundial de Fútbol de 2014 y las Olimpiadas de 2016.


En respuesta, al menos once ciudades, incluidas Río de Janeiro y Sao Paulo, han accedido a cancelar el aumento del precio del transporte público o a aplicar una reducción, según los casos, pero no han conseguido calmar las calles.


Rousseff ha considerado que las protestas son "legítimas" y ha subrayado su carácter democrático porque persiguen "un Brasil mejor". Así, se ha mostrado dispuesta a escuchar "las voces de la calle", pero todavía no ha anunciado medidas concretas.