Secuestros en Cleveland

Otros largos secuestros con final feliz

El caso más conocido es el de Natascha Kampusch, quien permaneció ocho años en un zulo bajo la casa de Wolfgang Priklopil.

Natascha Kampusch posa ante el cartel de la película sobre su cautiverio, en una imagen de archivo.
La historia de dominación y resistencia de Natascha Kampusch llega al cine
EFE

 El caso de las tres jóvenes estadounidenses secuestradas durante una década y halladas el lunes recuerda otras desapariciones duraderas que acabaron con final feliz como los de Jaycee Lee Dugard y Natascha Kampusch, que lograron rehacer sus vidas tras pasar 18 y 8 años cautivas, respectivamente.


Dugard, con 11 años, fue raptada en 1991 en una calle de South Lake Tahoe (California) ante los ojos de su padrastro. Se presentó en una comisaría para identificarse y denunciar los hechos en agosto de 2009, con 29 años.


Los autores del secuestro, un matrimonio formado por Phillip y Nancy Garrido, fueron condenados a 431 y 36 años de cárcel, respectivamente.


La extraña actitud de Phillip Garrido durante una visita al campus de Berkeley propició una investigación que le obligó a comparecer ante las autoridades, momento que aprovechó Dugard para revelar su identidad.


Garrido y su esposa se declararon culpables de los cargos presentados contra ellos, entre ellos de violación, actos lascivos y secuestro con fines sexuales.


Dugard vivió en un cobertizo del jardín trasero de la vivienda de Garrido, que contó con la ayuda de su esposa, Nancy, para mantener la trama en secreto.


Durante el cautiverio, Dugard dio a luz a dos bebés, cuya paternidad corresponde a Phillip Garrido, que contaba con antecedentes de delitos sexuales.


Dugard y sus hijas hacían una vida aparentemente normal e incluso la joven ayudaba a Garrido a administrar una pequeña imprenta desde su casa en Antioch, al este de San Francisco, donde los clientes la conocían por el nombre de Allissa.


A pesar de que en ese trabajo siempre dispuso de un teléfono y un un ordenador, nunca intentó escapar o denunciar previamente los hechos porque, según dijo en el juicio, estaba atemorizada por las amenazas de su secuestrador.


Dugard publicó en 2011 su libro de memorias "A Stolen Life" ("Una vida robada").


Sin embargo, el caso más conocido de los últimos años fue el de Kampusch.


Con 10 años y cuando iba camino del colegio fue secuestrada en marzo de 1998 por Wolfgang Priklopil, un técnico de telecomunicaciones en paro que la ocultó en un zulo de seis metros cuadrados, situado bajo una puerta acorazada en el interior del garaje de su casa.


Ocho años más tarde, una joven delgada irrumpió en agosto de 2006 en el jardín de una casa a las afueras de Viena y anunció quién era y que había logrado escapar.


Su captor, de 44 años, se suicidó ese mismo día en las vías de un tren al norte de Viena.


Su autobiografía "3.096 Days" ("3.096 Días", el tiempo que permaneció privada de libertad) sirvió de base para la película del mismo nombre, estrenada en febrero.


Los otros casos más conocidos ocurridos en Estados Unidos son los de Elizabeth Smart y Shawn Hornbeck.


Smart fue raptada con 14 años, en junio de 2002, estando en su propia casa por Brian David Mitchell, condenado posteriormente a cadena perpetua.


Mitchell, un expredicador, secuestró, violó y mantuvo secuestrada a Smart durante nueve meses.


Durante el juicio, Smart detalló los "nueves meses de infierno" que vivió con Mitchell, quien la secuestró a punta de cuchillo en el dormitorio de su vivienda familiar en Utah y la violó todos los días de su cautiverio hasta que fue detectada a sólo 32 kilómetros de su casa.


Su historia fue recogida por la película para televisión "The Elizabeth Smart Story", y sus memorias se editarán en septiembre.


Mientras tanto, Hornbeck era un niño de 11 años cuando fue secuestrado cerca de su casa en Richwoods (Misuri) mientras montaba en bicicleta.


Tras más de cuatro años cautivo, fue encontrado en enero de 2007 junto a Ben Ownby, de 13 años, desaparecido días antes, en el apartamento de Michael Devlin, situado en Kirkwood, en las cercanías de Saint Louis (Misuri).


Devlin, acusado de acosar sexualmente y sodomizar en más de 70 ocasiones a los niños, fue condenado a cadena perpetua.