Atentado en Boston

Las terribles imágenes del maratón, grabadas en las mentes de los españoles

Españoles que participaron en el maratón de Boston recuerdan el frío que pasaron porque, empapados en sudor, no les dejaban entrar en el hoteles por seguridad.

Manuel Moya, uno de los participantes españoles en el maratón
Las terribles imágenes del maratón, grabadas en las mentes de los españoles
EFE

Españoles que participaron en el maratón de Boston del pasado lunes, como corredores o como acompañantes, recuerdan "el frío" que pasaron hasta que pudieron volver a su hotel, la constante ayuda prestada por la policía y las imágenes terribles de gente herida y mutilada.


Algunos participantes que llegaron este jueves al aeropuerto de Madrid-Barajas contaron el infierno vivido en la ciudad americana tras el atentado perpetrado en la línea de llegada del maratón.


"A los 15 minutos de la segunda explosión me enteré de que era un atentado, al comienzo creí que eran petardos de celebración", comentó Manuel Moya, participante en la carrera.


Además, contó que los corredores que llegaban a la meta empapados en sudor pasaron "mucho frío", ya que las autoridades no les dejaban entrar en su hotel por seguridad.


"Una joven salió de su casa y repartió ropa para que no pasáramos tanto frío", añadió el corredor.


Su hijo Javier, que le acompañaba como espectador, dijo que "primero se oyó como si temblara el suelo, luego hubo una segunda explosión más fuerte y después -relató-, nos mandaron a un parque".


Los participantes rescatan de esta experiencia la buena organización del maratón y de la policía de Boston.


"Hay que darle las gracias a Boston por demostrarnos que todavía hay gente buena en el mundo", añadió otro hijo de Moya, también llamado Manuel.


Sin embargo, criticaron que ninguna delegación española se pusiera en contactos con ellos.


El maratón de Boston se convirtió para los corredores en la "peor experiencia" que han pasado en la vida, al ver gente mutilada, sangrando, rezando en el suelo y en estado de shock, contó María del Mar Herrera, también espectadora.