En 2010 y 2011

Al menos ocho soldados estadounidenses murieron por sobredosis en Afganistán

Washington y Kabul completan el borrador final del pacto que regulará la futura presencia de tropas de Estados Unidos.

Al menos ocho soldados estadounidenses murieron en Afganistán entre los años 2010 y 2011 por sobredosis de heroína, morfina u otros opiáceos, según los datos del Mando de Investigación Penal del Ejército de Estados Unidos. La noticia ha visto la luz a través de la ONG Judicial Watch (Vigilancia Judicial) el mismo día en que Washungton y Kabul han finalizado el borrador del pacto estratégico que determinará las condiciones de la presencia del Ejército estadounidense en el país centroasiático más allá de 2014, fecha prevista para el regreso de la mayor parte del contingente internacional.


Al investigar a un total de 56 soldados -entre ellos los ocho fallecidos- por posesión, consumo o tráfico de heroína y otras drogas, el Ejército descubrió que algunos militares habían comprado drogas a menores afganos, a un intérprete afgano y, en un caso, incluso a un contratista del Departamento de Defensa estadounidense que posteriormente fue despedido.


Al parecer, el consumo de heroína en el Ejército norteamericano ha aumentado considerablemente. El número de soldados que dieron positivo en los controles a los que fueron sometidos se incrementó desde los diez casos confirmados en el año fiscal 2002 a los 116 registrados en el año fiscal 2010.


Según los documentos obtenidos por Judicial Watch gracias a la Ley sobre Libertad de Información y confirmados este sábado a la cadena de televisión CNN por un portavoz de la fuerza de la OTAN desplegada en Afganistán, un soldado compró heroína y Xanax (un ansiolítico) a cinco menores afganos en Camp Phoenix, unas instalaciones militares de Estados Unidos en Kabul, y los consumió.


Además, algunos militares han distribuido heroína, Percocet (oxicodona más paracetamol) y otras drogas entre sus compañeros. En los informes también figura el caso de una soldado que robó medicamentos caducados como morfina, Percocet, Valium, fentanilo (un opiáceo unas 80 veces más potente que la morfina) y lorazepam (un medicamento psicotrópico).


El presidente de Judicial Watch, Tom Fitton, ha advertido de que "el abuso de medicamentos puede llevar fácilmente al consumo de heroína". "Afganistán es la capital de la producción de opiáceos. La tentación es grande y hay muchas oportunidades para tomar drogas", ha señalado Fitton, que ha instado al Ejército a "hablar de este tema más abiertamente".


Afganistán genera más del 90% de la producción mundial de opio, y se cree que los insurgentes talibán acumulan reservas de esta droga para financiar sus actividades, según un estudio publicado por la ONU en 2009.


Los datos del Mando de Investigación Penal muestran que los militares estadounidenses también consumen otras drogas, como esteroides y marihuana, e incluso hachís suministrado por soldados y policías afganos.


Nueve meses de negociaciones


Estos hechos han visto la luz coincidiendo con la finalización, por parte de los gobiernos de Afganistán y Estados Unidos, del borrador del pacto estratégico que determinará las condiciones la presencia del Ejército estadounidense en el país centroasiático más allá de 2014, fecha prevista para el regreso de la mayor parte del contingente internacional.


El embajador de EEUU, Ryan Crocker, y el asesor de seguridad nacional afgano, Rangin Spanta, han cerrado con su firma el borrador que será enviado a los presidentes estadounidense, Barack Obama, y afgano, Hamid Karzai.


"Tras un duro trabajo juntos, nos complace anunciar que estamos cerca de completar las negociaciones sobre la Asociación Estratégica", declaró un portavoz de la Embajada de Estados Unidos. "Nuestro objetivo es una sociedad duradera con Afganistán, que fortalezca su soberanía, su estabilidad y su prosperidad", ha añadido.


El acuerdo, que se ha negociado durante nueve meses, se ha alcanzado pese a los graves incidentes protagonizados por soldados estadounidenses, que han provocado la indignación de la opinión pública contra la presencia de los norteamericanos en su país, comenzando por la masacre de 17 civiles afganos perpetrada por el sargento Robert Bales el pasado 11 de marzo en Kandahar.


El borrador entra ahora en una fase de "consulta interna" y podría ser examinado por el Congreso estadounidense de ser necesario antes de llegar a manos de Obama.


Se espera no obstante que el acuerdo definitivo sea ratificado a finales del mes próximo en la cumbre sobre Afganistán que se celebrará en la ciudad norteamericana de Chicago.