Los antiguos vecinos de Saqués celebran la aprobación del proyecto de reconstrucción en la fiesta de San Miguel

El núcleo afectado por el pantano de Búbal volvió ayer a llenarse de vida.

Imagen de la fiesta, ayer en Saqués.
Los antiguos vecinos de Saqués celebran la aprobación del proyecto de reconstrucción en la fiesta de San Miguel
LAURA ZAMBORAíN

Los vecinos de Saqués volvieron a pasear ayer por las calles de este pueblo en ruinas, que por unas horas volvió a la vida, con motivo de la celebración de su fiesta, en honor a San Miguel. Pero la de ayer fue una celebración diferente a la de otros años, ya que el pasado mes de agosto el Ayuntamiento de Biescas aprobó el Plan Especial del núcleo, que permitirá a sus antiguos vecinos reconstruir este pueblo de Piedrafita de Jaca, expropiado en 1969 para la construcción del embalse de Búbal.


Tras completarse el proceso de reversión, la aprobación del plan era el siguiente paso para poder llevar a cabo el sueño de los vecinos de Saqués. Los vecinos y visitantes recorrieron las ruinas del núcleo, en el que solo quedan en pie dos casas, la iglesia y el local social, en esta ocasión con otra perspectiva. Inocencio Arruebo, presidente de la asociación de antiguos vecinos de Saqués, reconoció que la fiesta de ayer "era especial" y, a pesar de que en el último mes no ha habido grandes novedades, "seguimos trabajando para mantenernos vivos". Ahora todavía quedan muchas por hacer, como el programa de ejecución del plan especial, trabajos técnicos y jurídicos, "en el sentido de organizar a los propietarios para ir buscando fórmulas urbanísticas", apuntó. La intención de los 30 propietarios es construir el pueblo tal y como era, excepto la zona que quedó inundada por el pantano, cuyos restos quedaban ayer a la vista debido al bajo nivel del agua. Un proceso que se está llevando a cabo "despacio", tras la "esperada noticia", dijo Arruebo, de la aprobación del Plan Especial. "Tenemos las autorizaciones para llevarlo a cabo, pero hay que pasar de los planos a la ejecución", añadió el representante de los antiguos vecinos, al tiempo que reiteró que "la situación es complicada, pero estamos cohesionados y seguimos adelante".


No todos pudieron acudir a la fiesta ayer, pero el número de vecinos y amigos que se concentraron fue elevado. La jornada comenzó con la instalación de un mercadillo, a beneficio de la asociación, donde se pusieron a la venta camisetas y fotografías del pueblo. A mediodía Ricardo Mur fue el encargado de celebrar la misa y, tras el vermú, llegó la comida, en la propia iglesia, ya que el local social se encuentra bastante deteriorado. La tarde comenzó con una actuación musical, a cargo del cuarteto de violonchelos Kursaal, y tras la merienda, llegaron las despedidas.