BARRERAS ARQUITECTÓNICAS

Huesca saca un suspenso en accesibilidad por las numerosas barreras en calles y edificios

Cadis pide mayor concencia social para que las leyes se cumplan. Ayer se celebró la jornada 'Medidas para una ciudad más accesible'.

Los escasos rebajes en las aceras del Coso Alto no coinciden con los pasos de cebra.
Huesca saca un suspenso en accesibilidad por las numerosas barreras en calles y edificios
R. GOBANTES

José Antonio Rodríguez no lo duda. La hora de calificar a Huesca en accesibilidad la nota es un suspenso. Lo mismo afirmó José Antonio Oliva, que forma parte de la comisión de accesibilidad de Cadis (Coordinadora de Asociaciones de Personas con Discapacidad). Ambos participaron ayer en la jornada 'Medidas para una ciudad más accesible' en la que quedó de manifiesto que hace falta mayor conciencia social para que la legislación en esta materia se cumpla al cien por cien.


El director gerente del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS), Juan Carlos Castro, dijo que 'las ciudades accesibles son más humanas" y comentó que "una ciudad sin barreras facilita la vida no solo a quienes van en una silla de ruedas sino también a los ancianos, a quienes llevan un coche de niño o un carro de la compra". Castro afirmó de forma tajante que "una ciudad que no es accesible genera exclusión".


Esa exclusión es la que sufren a diario quienes se desplazan por Huesca y tienen problemas de movilidad, ya sea porque van en silla de ruedas o con muletas o porque son invidentes. Y esa realidad fue la que ayer comprobaron algunos concejales o el presidente de la Asociación del Comercio de Huesca, que por un momento fueron discapacitados.


Lo que encontraron en un corto recorrido por el Coso Alto y por los Porches de Galicia fue aceras sin rebaje, obstáculos en forma de vallas o farolas, desniveles, chapas de registros levantadas y semáforos que no avisan cuando se puede pasar. También comprobaron que es difícil entrar en un comercio con una silla de ruedas si no se cuenta con la ayuda de otra persona. Yolanda Abadía, de disminuidos Físicos de Aragón (DFA), hizo notar que son muy escasos los rebajes de aceras y las rampas de los edificios que llegan a la cota cero. "Normalmente tienen entre dos y cinco centímetros de altura", comentó. Eso es suficiente para que una silla vuelque.


Francisco Ratia, presidente de Cadis, que integra 16 asociaciones, reconoció que en Huesca "falta mucho por hacer y no solo en las barreras arquitectónicas sino en barreras de comunicación". Según dijo, el casco viejo es la zona más complicada y ahora "hay un intento, a través del Plan Urban, para conseguir mayor accesibilidad".


Ratia comentó que, según la ley, a finales de este año, todo el estado español tenía que ser accesible. En su opinión, que las normas no se cumplan obedece a que "no hemos conseguido crear un estado de opinión pública que lo favorezca ni hemos tenido suficiente fuerza como grupo de presión para hacer entender que es una necesidad imperiosa, no sólo para personas con discapacidad, sino también para la tercera edad y para infinidad de población".


El presidente de Cadis destacó que en Huesca "se ha hecho lo que se ha podido" y que la colaboración con el ayuntamiento "ha sido leal y con buena voluntad, pero falta muchísimo por hacer en edificios y en vías públicas". Ratia demandó que cualquier actuación nueva "incluya todos los criterios de accesibilidad" y que las actuaciones en materia de accesibilidad se planifiquen porque "intervenir ahora aquí y luego allí no soluciona la cuestión".