HOYA DE HUESCA

El espectacular descenso de la navata cerró las jornadas por el Río Gállego

Con menos caudal que otros años y justo a tiempo para librarse de la tormenta que descargó al mediodía de ayer en la zona, el descenso de la navata por el río Gállego entre Murillo y Santa Eulalia volvió a ser un éxito. Además, por primera vez, los navateros realizaron el recorrido sin la ayuda a bordo de sus compañeros de Sobrarbe, que en los últimos ocho años, desde que se decidió recuperar esta tradición, les han guiado en el proceso de construcción de la embarcación y les han enseñado los trucos para dirigirla por el río.


En total, tripularon la navata ocho miembros de la Asociación de Nabateros de la Galliguera -entre ellos dos que se estrenaban- y uno del Valle de Hecho, donde también se ha recuperado esta actividad, que antiguamente permitía transportar la madera extraída de los montes.


Según explicó el presidente de los navateros del Gállego, Fermín Ortas, el recorrido entre la playa de Murillo y el puente de hierro de Santa Eulalia les llevó alrededor de hora y cuarto, aunque cerca ya del final hicieron una parada de unos 20 minutos para que su llegada coincidiera con la de los 170 participantes en la II Marcha por la Galliguera. No solo los marchadores pudieron seguir sus evoluciones, también estuvo muy pendiente el numeroso público que se congregó en la salida, en la llegada y a lo largo del trayecto.


Ortas comentó que este año "había un poco menos de agua. Con más habría ido mejor, pero de todas formas ha sido suficiente para bajar sin problemas". Durante el descenso lució el sol, pero a los pocos minutos de llegar, tanto los protagonistas como los asistentes tuvieron que buscar cobijo apresuradamente, al empezar a descargar una fuerte tormenta con granizo. En media hora, cayeron entre 15 y 20 litros por metro cuadrado.


Todos pudieron refugiarse en la carpa instalada en la plaza de Santa Eulalia para la comida popular, que reunió a unas 300 personas, entre navateros, marchadores y acompañantes. Después, hubo cuentacuentos para los niños.


De esta forma se cerraron las VIII Jornadas por el Río Gállego, organizadas por la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos, la Asociación de Amigos de la Galliguera y la Asociación de Nabateros, y que comenzaron el pasado viernes en Erés.


El sábado, la actividad se trasladó a Murillo y Biscarrués. En la primera localidad, unas 130 personas participaron en una excursión para conocer las plantas medicinales de la zona que culminó con un "vermú medicinal" junto al río. Además, los asistentes tuvieron la oportunidad de presenciar los últimos preparativos de la navata de tres trampos que ayer surcó el Gállego.


Por la tarde, ya en Biscarrués, hubo una charla y una degustación sobre el aprovechamiento culinario del jabalí, a cargo del cocinero oscense Antonio Arazo, y se celebró, con una gran asistencia de público, la II Feria de los Líquidos Sagrados del Mediterráneo, dedicada al vino, el aceite, el agua, la miel y otros productos de la tierra.


Tanto Fermín Ortas como Lola Giménez, de la organización, hicieron un balance positivo de estas "intensas" jornadas que pretenden dar a conocer el potencial de desarrollo socieconómico de la Galliguera, y que se vería truncado por el proyecto del embalse de Biscarrués.