ELECCIONES 20-N

Comprometidos con el voto

Begoña, Lucía, Javier y Antonia son parte del grupo de interventores y apoderados del 20-N que prestan su ayuda a los electores y a los miembros de las mesas electorales para que el sueño de la Democracia vuelva a ser posible.

De izquierda a derecha, Javier Casado (Equo), Lucía Oliván (PP-PAR), Begoña Nasarre (PSOE) y Antonia Piedrafita (IU-CHA).
Comprometidos con el voto
J. S.

Sin ellos, la maquinaria electoral no podría echar a andar con la misma ligereza. Se trata de los interventores y apoderados de los partidos políticos, quienes de forma voluntaria, reparten su ayuda entre los miembros de la mesa electoral y los votantes. Este 20-N, son, entre otros, Begoña Nasarre (interventora por el PSOE), Lucía Oliván (interventora por la coalición PP-PAR), Javier Casado (apoderado de Equo) y Antonia Piedrafita (apoderada de la coalición IU-CHA). "El interventor tiene que constituir la mesa y cerrarla, forma parte de la misma. El apoderado en cambio no, puede desplazarse a otros colegios electorales", explica Begoña. "Va a ser mi tercera vez como interventora, me lo propusieron desde mi propio partido. Acepté, porque es algo que me gusta. Casi prefiero el cargo de interventora y estar todo el día en la mesa", asegura, a continuación, Lucía.


Para Javier va a ser su primera experiencia a este lado de las urnas. "Hasta el momento, he sido presidente de mesa y en las anteriores elecciones, me ocupé de una mesa electrónica, pero hasta ahora no había sido apoderado o interventor, ya que no pertenecía a ninguna fuerza política", señala, por otra parte, Javier. Antonia en cambio, es la voz de la experiencia en estas lides. "Yo comencé a realizar esta labor cuando se votó en el 85 si OTAN sí u OTAN no y entonces había que estar más atento a que las cosas se hicieran con transparencia. También era más complicado votar, ya que no se contaba con la tarjeta en la que se indica la mesa en la que se indica dónde introducir la papeleta y nos tocaba acompañar a la gente hasta la urna. Estábamos allí para ayudarles", relata Antonia.


El carné que cayó en la urna y una madre superiora


Los sobres, muchas veces, no solamente contienen una papeleta, sino que llevan también consigo toda una historia. "En las pasadas elecciones municipales, una señora introdujo por equivocación el DNI en la urna. Era además de las puntuales y no pudo recuperarlo hasta las ocho de la tarde", narra Lucía. "Nos hacen preguntas de todo tipo, como ¿Cuál es la mesa de tal partido? O ¿Dónde se vota a tal candidato?", interviene Antonia. "Recuerdo, en las pasadas elecciones municipales y autonómicas, a un grupo de monjas que vinieron acompañadas por su madre superiora. Fueron votando todas, pero una de ellas, que era extranjera, acabó votando en los dos comicios, cuando en las autonómicas no podía hacerlo. Después, recuerdo que hubo bastante follón en la mesa para solucionar este entuerto", cuenta Javier.


La relación con los miembros de las mesas electorales es, aseguran, siempre buena. "Yo nunca he tenido ningún problema", afirma Begoña, "nos echamos todos una mano los unos a los otros". "Nos hemos llevado siempre muy bien, incluso con los interventores de otros partidos", añade Lucía. "Yo desde la experiencia de presidente de mesa, que también la tuve en su día, no tuve ningún problema. Viví eso sí, un pequeño rifirrafe entre dos interventores por la validez de una papeleta, pero enseguida echamos mano del manual y todo pudo solucionarse", dice Javier. "Antes los interventores formábamos parte de la mesa, ayudábamos más. Ahora los interventores se dedican más a apuntar, de su lista, quién ha votado. Es algo que no he hecho nunca, pero que respeto", asegura Antonia.


Todos coinciden, asimismo, en que las elecciones se siguen viviendo como una fiesta. "Tanto en mi pueblo, donde comencé a realizar esta labor, como aquí, todavía se viene a votar en familia", afirma Begoña. "Se vota con alegría. Además el voto es un derecho que tenemos todos", coincide Lucía. "Se notan mucho los picos horarios", revela Javier, "como la hora de salida de misa o la hora del vermú. Después hay un bajón fuerte en la comida y un repunte a mitad de tarde y también están los que llegan a última hora. Si además vota alguno de los candidatos, el colegio pasa de estar muy tranquilo, a llenarse de gente, cámaras y periodistas. Se van y todo regresa a la tranquilidad de repente", opina Javier. "Es un día de fiesta, sobre todo para la gente mayor, que no suele salir mucho de casa, y que hasta se arreglan o van a la peluquería el día de antes. Además, para los que estamos allí y somos del barrio, es una alegría encontrarte con ellos y saludarles", confiesa Antonia.


"Hoy es mi día"


Su mayor deseo para la jornada electoral del 20-N es así que haya un buen índice de participación. "Más allá de los deseos puramente políticos, queremos que todo el mundo venga a votar, claro que sí", responde Begoña. "Es un día en el que los ciudadanos somos muy importante, más que cualquier político. Podemos elegir libremente, por lo que es un día para sentirnos felices y decir ‘hoy es mi día’ ", afirma Lucía. "Hay todo un abanico de ofertas entre las que elegir y el debate está ya hecho a estas alturas", añade, por otra parte, Javier. "Lo importante es votar, pero teniendo en cuenta que votar es también participar para que esta sociedad sea cada vez más justa y consigamos todos la paz y la justicia con las que tanto soñamos", son las palabras de ánimo de Antonia.