Una de las razones esgrimidas por la juez de guardia para no enviar a prisión provisional a Rubén Moreno Portero cuando declaró el pasado 7 de febrero por amenazar y coaccionar a Soraya Gutiérrez en su propio domicilio fue que este carecía de antecedentes computables. Ese mismo argumento, además de otros, sirvió después a otra magistrada para suspender la pena de 14 meses de cárcel que impuso al arrestado tras reconocer los hechos que había denunciado su expareja. Sin embargo, el historial judicial del hombre que asesinó el pasado lunes a la camarera del bar Planet de Miralbueno no estaba tan limpio como parece.

Según ha podido saber este periódico, sobre Rubén Moreno pesaba una condena por amenazas de 1999. A finales de ese mismo año, su propia hermana le denunció por idéntico delito en un juzgado de Zaragoza. Sin embargo, seis meses más tarde, esta mujer decidió retirar los cargos y la investigación se archivó. Aunque ninguno de estos dos casos han podido tenerse en cuenta a los efectos penales, su existencia demuestra que el asesino de Soraya era un hombre acostumbrado a amenazar. Y, lamentablemente, ha terminado materializando esas amenazas.

El abogado Saúl Rubio, asignado de oficio a Soraya cuando decidió denunciar a su exnovio, recordaba ayer que la mujer estaba "aterrorizada" y eso le llevó a pedir a la juez de guardia que decretara prisión provisional para Rubén Moreno. "Estoy especializado en la asistencia a este tipo de víctimas y muy pocas veces solicito una medida tan severa, pero esta vez lo vi claro", explicaba, todavía afectado por lo sucedido. Pero la fiscal no propuso la prisión y la magistrada acabó ordenando la puesta en libertad del autor de las amenazas con una orden de alejamiento de 500 metros.

El examen forense, "normal"

A la hora de adoptar la decisión de dejar libre al detenido, además de en la inexistencia de antecedentes computables o denuncias previas de la víctima, la juez se basó en el atestado policial –que calificó el caso de Soraya de "riesgo mínimo"– y en el informe de la forense que examinó a Rubén Moreno. Según este, el denunciado reconoció ser consumidor de drogas, pero no se le apreciaron rasgos psicóticos ni anomalías en su capacidad afectiva o sociabilidad. De hecho, la valoración global fue calificada de "normal".

En cuanto a la sentencia por la que la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer 1 condenó al asesino, HERALDO ha podido acceder a la misma y en el apartado de hechos probados recoge que el 5 de febrero, cuando Soraya acudió a su casa, se encontró dentro a su expareja (con quien tuvo una relación desde octubre de 2015 al 8 de enero de este año). Explica también que Rubén Moreno no le permitió salir para ir a trabajar y que "con evidente finalidad de amedrentarla e influir temor en ella, sacó de su cazadora un bolsa de plástico transparente conteniendo en su interior varias balas y un trapo azul con lo que parecía ser una pistola". Según el fallo, el hombre no llegó a esgrimirla, le dijo que iba a suicidarse y que "todo estaría bajo su conciencia". La Policía no halló después el arma, pero el crimen del lunes demuestra que tenía una en su poder.

Por otro lado, decenas de personas abarrotaron ayer por la tarde la capilla número 3 del tanatorio zaragozano de Torrero para despedir a la fallecida, madre de un niño de 5 años.En el colegio de este último, emitieron ayer un comunicado mostrando su pesar por el execrable crimen y su solidaridad con la familia.