Las monjas de Barcelona se apropiaron de las piezas más valiosas de Sijena al morir la priora

La responsable del convento que acogió a las religiosas se llevó más de 70 obras.

Silla prioral de doña Blanca.
Silla prioral de doña Blanca.
Guillermo Mestre

El 2 de junio de 1974 falleció en Barcelona la última priora de Sijena, Angelita Opi. Cuatro años antes se había trasladado allí junto a sus cuatro compañeras, con buena parte del tesoro del monasterio, para acometer obras en el cenobio. Su idea era volver cuando estuviera restaurado, pero las monjas sanjuanistas ya no regresaron, y tampoco las piezas que dejaron en depósito en Cataluña. En julio, por fin, retornaron 53 en virtud de una sentencia que obliga a devolver también otras 44 retenidas en el Museo de Lérida.


Poco se sabe de dónde acabaron muchas de las que, a diferencia de las que ahora reclama Aragón, no fueron vendidas a la Generalitat o al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). Pilar Sanjoaquín, priora del convento barcelonés de Valldoreix, donde fueron acogidas las monjas de Sijena, se apropió de ellas. De hecho, nada más morir Opi se apresuró a retirar el lote más valioso del conjunto depositado en el MNAC.


Según ha podido comprobar la historiadora Marisancho Menjón, Sanjoaquín solo esperó cuatro meses para empezar a disponer a su antojo del arte del cenobio aragonés. El 14 de octubre del mismo 1974, sacó 43 joyas, entre ellas, 37 cruces de Malta de oro, algunas de ellas con pedrería, que lucían las monjas de Sijena en las grandes celebraciones. En la lista hay además dos cruces con corona y cuatro medias cruces de plata.


Todas ellas formaban parte del principal depósito que la priora de Sijena hizo en el MNAC. En abril de 1972 dejó allí un total de 116 piezas, y solo volvió a por una el 20 de junio de ese mismo año: un cáliz de plata bañada en oro con cabezas de ángeles. Además, según las referencias de las fichas que el museo barcelonés proporcionó a la DGA, el mismo día del primer depósito formalizó otro con 65 objetos más, sin documentar.


Y en una fecha sin concretar de 1974, según las mismas referencias, entraron en el MNAC más bienes. No se sabe con certeza quién hizo ese depósito –Opi murió en junio–, cuántos ni cuáles fueron, pero sí que entre ellos estaban las puertas del palacio prioral, que el pasado 26 de julio fueron reintegradas al monasterio tras ser declarada ilegal por sentencia su venta y las de otras piezas, hasta 97. El de las puertas no es el único caso de patrimonio sijenense que acabó en propiedad del museo barcelonés, puesto que hubo más obras con las que Sanjoaquín hizo negocio tras adueñarse de ellas. Y eso pese a que, como recoge la sentencia sobre las ventas tanto al museo como a la Generalitat entre 1983 y 1994, la priora catalana "carecía de jurisdicción sobre el monasterio" y su patrimonio.


Ya en 1976, se vendió al MNAC –no consta contrato de compraventa– un portapaz que en 1991 fue robado de la caja fuerte del centro, y en 1982 se enajenó un pequeño frutero de plata del siglo XIV. Pero Pilar Sanjoaquín no se conformó con llevarse las joyas más valiosas del tesoro del monasterio, declarado Monumento Nacional en 1923, y siguió su estrategia para desmantelar la colección.


El 7 de julio de 1975 se había llevado una corona de la Virgen, una diadema de plata, un cáliz de plata dorada y dos sagrarios. Y en los años 90 volvió a por más. Según la documentación facilitada hace años por el MNAC a la DGA, la superiora de Valldoreix levantó el depósito de 41 piezas en 1992, pero las únicas que constan en el expediente son las 23 que, según se ha afirmado hasta ahora, salieron en 1993 –en otro listado figuran hasta 26 objetos–. Entre ellos estaba la cuna de plata y el niño Jesús que Aragón ha recuperado este año tras intentar subastarlos la familia de Pilar Alcalde, que colaboró con Sanjoaquín en la venta.


También en 1992, la priora de Valldoreix ofreció en venta la mayor parte de los al menos 71 bienes que había ido sacando, y al final el MNAC compró los 53 ahora devueltos. Pero ni rastro de las joyas. Al menos, hasta ahora, porque Marisancho Menjón reconoce que sigue habiendo gran confusión en torno al maremágnum de ingresos de piezas, salidas, ventas... Algunas, pudieron ser a particulares. En este sentido, denuncia que los investigadores no pueden acceder a los archivos del MNAC, algo que, recuerda, "contraviene la ley".

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