Vuelta y Vuelta: una brasa especial y vinos de autor

Sin hacer mucho ruido, este restaurante del centro de Zaragoza ha diseñado una carta donde el protagonismo lo tienen las materias primas de la mejor calidad.

José Ferrández, propietario del restaurante zaragozano Vuelta y Vuelta.
José Ferrández, propietario del restaurante zaragozano Vuelta y Vuelta.
Heraldo

En este restaurante del competitivo entorno de las calles de Francisco de Vitoria y León XIII le tienen mucho cariño a la brasa. El Vuelta y Vuelta es realmente especial porque no se trabaja como una parrilla abierta sino en un moderno horno con carbón de encina capaz de conseguir temperaturas muy altas. El ahumado y caramelizado exterior de las carnes que se logra es muy intenso, aportando un interesante punto diferencial a su propuesta.

La chuleta de vaca, la entraña marinada en salsa teriyaki o la hamburguesa de buey son algunas de las carnes selectas de La Finca que ofrece Vuelta y Vuelta, en donde, además de contar con la brasa como principal herramienta de trabajo, se trata con mucho mimo las materias primas de la carta. También los pescados. Y es que no son muchos los establecimientos que incluyen entre sus propuestas gamba roja o rodaballo salvaje. Además, los productos del mar se preparan igualmente a la parrilla.

En esta singular brasa se elaboran hasta tres tatakis diferentes: de atún marinado con salsa sanbaizu, de magret de pato al estilo thai y de vaca vieja con salsa de tuétano y soja. Tanto cariño le tienen a esta herramienta de trabajo que hasta una ensalada preparan con ella: de melocotón a la parrilla con queso, frambuesas y rúcula.

No es una apuesta fácil la de proponer calidades extra. Hay que tener claro el modelo, perseverar en él y esperar que haya una respuesta adecuada de la clientela. En Vuelta y Vuelta ya llevan tres años de andadura y el empeño parece que está dando sus frutos.

La impresión que ofrece el establecimiento es la de un restaurante informal, con una zona a la entrada con mesas altas, como si de una taberna se tratase, y un comedor al fondo, no muy grande. En él hay unas cuantas mesas en las que sobran los manteles, porque lo verdaderamente importante es lo que sucede alrededor: buen producto, cocina técnica y un servicio perfectamente orquestado.

Ricas propuestas

Al margen de carnes y pescados, una buena forma de empezar la visita es probando el huevo trufado cocinado a 65 grados con espuma de patata y sal de jamón, el foie brioche con puré de manzana o la ensalada caprese con burratina y helado de albahaca. Y como colofón, la tarta de queso, al estilo donostiarra, con helado de vainilla y coulis de arándanos, es una apuesta segura.

Por último, hay que fijarse en el vino. La carta se sale de los caminos más trillados; es realmente especial, con la presencia de muchos vinos de autor. Para su selección se cuenta con un experto equipo de sumilleres que hacen una valoración de los que finalmente entran en ella. No faltan unas cuantas referencias aragonesas. 

Lo dicho, un rincón que mima el producto en una zona de Zaragoza viva y exigente, por la competencia que existe y por la rotación de establecimientos que se produce cada pocos meses, donde consolidarse no es una tarea sencilla.

Vuelta y vuelta

Calle de León XIII, 2-4. Zaragoza. Teléfono: 976 978 231 Horario: de 7.30 a 15.30 y de 20.00 a cierre. Descanso: domingo, cerrado.- Ver otros restaurantes recomendados

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