Simbol: las dos caras de una misma taberna

La alta taberna Simbol celebra sus 25 años de existencia en los que se ha hecho con una clientela muy fiel.

Antonio Jiménez, propietario, y Elena Chetan, cocinera de Simbol.
Antonio Jiménez, propietario, y Elena Chetan, cocinera de Simbol.
Vanesa Castellano

Esta taberna celebra su 25 aniversario durante este mes de mayo. Lo hace discretamente, como es su ubicación –en una zona residencial muy tranquila–, y el propio establecimiento, que apenas cuenta con cuatro mesas. Eso sí, muy solicitadas. De alguna forma, estas dimensiones han marcado su trayectoria, llegando hasta donde el espacio daba de sí e intentando adaptar su oferta gastronómica a esa realidad.


Esta taberna es como dos establecimientos en uno. En el fondo y en la forma sufre una transformación importante. En la forma porque del ajetreo del tapeo a mediodía se pasa a una tarde/noche más relajada en la que resulta muy aconsejable reservar para conseguir una de las cuatro mesas del local. Estas se visten con manteles de tela, cambia la luz y el ambiente se transforma radicalmente.


En el fondo, el cambio también es grande. La generosa barra protagonizada a mediodía por fritos, vinagrillos, cazuelitas y montaditos da paso durante la tarde/noche a una propuesta de platos al centro de la mesa para compartir donde tienen cabida productos de mucho nivel: tacos de merluza de Guetaria, rodaballo salvaje, solomillo del valle de Tena a dados, chipirones, alcachofas con foie…


No hay menús ni existe una carta cerrada. Es el mercado el que directamente ofrece lo mejor de cada día y Antonio Jiménez, el alma máter de esta taberna, quien decide qué pescados, carnes y hortalizas pasan la criba. Este formato de raciones al centro también se puede disfrutar a mediodía. Entre semana, de hecho, son muchos clientes de otras ciudades quienes se dejan caer por este local. A esta propuestas para compartir se adaptan las tostadas: de foie, queso a la plancha, salmón, bacalao, secreto ibérico… y los huevos rotos con trufa y foie.


Dentro de lo que son las reducidas dimensiones del local, la barra da mucho juego. En el apartado de tapeo, la variedad de croquetas es notable. La Ferrero, sin duda, es una de las más especiales, ya que 'esconde' chipirones en su tinta y carabineros. Es como un pequeño bombón. El taco mexicano y la penca de Tauste con jamón de Jabugo son otros dos iconos de estos 25 años, y algo parecido podría decirse de la bola de bacalao, el pimiento relleno de carne, la empanadilla de bonito o la gamba de Sanlúcar rebozada. Prácticamente todas las tapas se ofrecen a 1,75 euros, un precio que se mantiene desde hace tiempo.


Entre semana, todos los días se ofrece un plato caliente, ya sean garbanzos, pochas o arroz servidos en una cazuelita.


En cuanto al vino, las bodegas aragonesas han crecido mucho en los últimos años, y las denominaciones de Rioja y Ribera del Duero también están muy bien representadas, además de una variedad de cavas y champanes. Durante este mes de mayo, seguro que se abren unas cuantas botellas para brindar por las bodas de plata de una taberna que desde la discreción no ha dejado de crecer gracias a la fidelidad de su clientela.


Simbol Calle de Illueca, 5. Zaragoza. Teléfono: 976 599 349 Horario: de martes a domingo, de 10.00 a 24.00. Descanso: lunes, cerrado todo el día.-Ver otros restaurantes recomendados

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