​Álvaro Palacios: "El límite de calidad de un vino es infinito"

El viticultor español ha sido elegido 'Hombre del Año 2015' por la prestigiosa revista británica 'Decanter'.

El viticultor español premiado por 'Decanter', Álvaro Palacios.
​Álvaro Palacios: "El límite de calidad de un vino es infinito"
Efe

El viticultor español Álvaro Palacios, elegido 'Hombre del Año 2015' por la prestigiosa revista británica 'Decanter', ha explicado en una entrevista cómo ha recuperado modestos viñedos olvidados del Bierzo y el Priorat para elaborar vinos de culto que alcanzan altas cotizaciones en el mercado.


"El límite de calidad de un vino es infinito", sostuvo el productor riojano, que en 1993 comenzó a aplicar su olfato especial para detectar terrenos poco explotados con potencial para producir cortas tiradas de los mejores vinos, aquellos que sobresalen en las subastas internacionales.


"La historia ha ido estrechando el círculo en algunos viñedos concretos. Su producción debe embotellarse aparte, porque es tan buena que no puede mezclarse con el resto. Es algo milagroso, hay una diferencia trascendental en esos vinos", relató Palacios.


El enólogo español recibió la pasada semana, en una ceremonia celebrada en Londres, un galardón que antes ha distinguido a grandes nombres del mundo del vino como el italiano Angelo Gaja, el estadounidense Robert Mondavi y el libanés Serge Hochar.


Horas antes, Palacios conversa en la bodega de la londinense Berry Bros & Rud, la tienda de vinos más antigua del Reino Unido, inaugurada en 1698, que provee oficialmente a la reina Isabel II y su hijo el príncipe de Gales.


"Todavía no me puedo creer que este premio me lo hayan dado a mí. Considero que se debe a la circunstancia histórica que vive mi país. El premio es para España, que merecía el reconocimiento de la revista más importante a nivel mundial para los vinos de élite", argumentó Palacios.


Tan solo otros dos españoles aparecen en la exclusiva lista de los 31 productores señalados por 'Decanter' desde que comenzó a entregar su galardón, en 1984: José Ignacio Domecq, reconocido en 1991, y Miguel Torres, en 2002.


Tras cerca de 25 años de trabajo, Palacios ha llevado a sus vinos de L'Ermita, que produce en una bodega en Gratallops, en el extremo meridional del Priorat, a precios cercanos a los 1.500 euros por botella, dependiendo de la añada, mientras que los de La Faraona, elaborados en el Bierzo, alcanzan los 800 euros.


"Los precios son altísimos. Si se pagan es porque hay sensaciones que son indescriptibles, algo íntimo. Es difícil de explicar, pero realmente es algo mágico", razona el viticultor.


Para Palacios, los vinos que se fabrican en grandes volúmenes pueden aportar "momentos de satisfacción por sus detalles físicos, por su sabor y su armonía", pero los que llama "grandes vinos", que se fabrican a pequeña escala, con especial perfeccionismo, van más allá.


"Es algo milagroso -explica-. Hay elementos que trascienden de lo físico a lo espiritual. Son rasgos de placer indescriptibles. Las personas que vemos eso en los vinos somos sensibles y románticas. Deseamos ver lo más sensible de la naturaleza, disfrutarlo y apreciarlo".


El productor, parte de la quinta generación de una familia de viticultores de la Rioja, comenzó a explorar el Bierzo en 1999, acompañado por su sobrino Ricardo Pérez, cuando sus tierras en Cataluña ya estaban dando frutos.


"Era una región bastante olvidada también. Recuerdo que incluso la crítica no veía al Bierzo como una zona con posibilidades, pero nosotros entendimos que es una zona milenaria de vinos", relató el español.


"Por allí atraviesa el camino de Santiago, que ha dejado una sedimentación de recursos vitivinícolas provenientes de toda Europa. Los monjes han estado yendo y viniendo, llevándose los sarmientos hacia otras zonas de Europa. Tiene además una variedad de uva, la Mencía, totalmente única", explicó Palacios.


La revista 'Decanter' destaca entre los méritos del español su "instinto" para encontrar esos pedazos de tierra con capacidad para entregar vinos excelentes que aún no estaban explotados.


"No es ninguna virtud de magos ni de brujos del vino", dice Palacios, que explica que existe una suma de componentes que le llevan a decidir si explotar una viña.


"La región tiene que ser buena. Puedes leer los rasgos del pasado de una región, pero una vez allí hay rasgos físicos, del suelo, de orientación y de luz que te llevan a deducir que un vino será mejor que otro", detalló. 


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