La Finquita: vistosidad sin desvirtuar el producto

Cuidadas presentaciones e informalidad en la mesa son la identidad de esta taberna maña.

Adrián García, en la bien surtida barra de La Finquita
Adrián García, en la bien surtida barra de La Finquita

Se agradece encontrar cada vez más establecimientos que se alejan de la rigidez a la mesa. Y esta taberna, sin duda, lo es. Acoge un abanico tan amplio de propuestas que desde una croqueta a un chuletón de vaca es posible pedir casi de todo. Cada día, por ejemplo, un arroz distinto y sin corsés a la hora de degustarlo. Si uno va acompañado, no es necesario pedirlo como mínimo para dos personas (9 euros la ración). De marisco, conejo con caracoles, verduras, chipirones, arroz negro? Las opciones son muchas.


El picoteo no es excesivamente sofisticado pero se mima bastante el producto: tomate rosa de Barbastro, foie fresco, jamón de bellota cortado a cuchillo? Y, además, cuidando las presentaciones. Especialmente logrados en el fondo y en la forma están los huevos rotos de boletus con chipirones. Sobre una cama de patatas paja se presentan los boletus y los chipirones con una salsa elaborada con crema de leche, coñac y pimienta y, sobre ella, el huevo.


Otro tanto podría decirse de los dados de solomillo o de los caracoles fritos con ali oli, que en los dos casos salen sobre una vistosa pizarra. Una vistosidad que ni esconde ni enmascara el producto. Así, por ejemplo, al ver unas manitas de cerdo sobre el plato no hay que preguntar qué es. No se ofrecen en un timbal o deshuesadas, como es muy habitual, sino perfectamente reconocibles con el hueso.


Esta apuesta por el recetario tradicional también se refleja en las raciones de rabo de toro o en la presencia de callos de ternasco. Y ahora que llega la temporada de las sardinas del Cantábrico también se pueden pedir asadas. Entre los pescados, el bacalao nunca falta y todos los días suele haber alguna sugerencia más. Pero del mar, tal vez uno de los productos estrella sean los mejillones con una salsa de tomate natural que pica ligeramente.


Cuatro ensaladas clásicas y unas cuantas tostadas (especialmente recomendable la de jamón de bellota con tomate natural y aceite) completan una carta de picoteo que también incluye quesos y curados, tortilla de patata, morro frito? En definitiva, propuestas clásicas entre las que encajan curiosas licencias como la presentación de las torrijas. En este caso sí que se olvidan del clasicismo para ofrecerlas en un cuenco, elaboradas con pan de leche y azúcar caramelizado por encima, acompañándolas del frío contraste de un helado de galleta.


El espacio resulta muy acogedor, con dos zonas para el picoteo, una con mesas y otra con barriles y taburetes para darle todavía más informalidad a la comida. Y en las paredes, decenas de fotos en blanco y negro de actores, toreros y deportistas. Además, ahora que llega el calor, la terraza de generosas dimensiones es uno de los rincones más demandados.


La Finquita

Avenida de Juan Pablo II, 23, Zaragoza

Teléfono: 976 755 793

Horario: de 9.30 a 01.00 hrs.

Martes, cerrado.


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