Los siete pecados capitales del vino

Vinos calientes, en vaso, oxidados, antiguos y caros. Errores muy frecuentes a los que se enfrentan los consumidores en los establecimientos.

Un camarero sirviendo vino en un bar
Los siete pecados capitales del vino

Vinos calientes, en vaso, oxidados, antiguos y caros. Errores muy frecuentes a los que se enfrentan los consumidores en los establecimientos. Evitemos estos pecados para que beber no sea una penitencia.


Hace unos días estaba tomando una copa de vino con José Luis Borlán, reconocido sumiller y empresario de la hostelería zaragozana en la barra del bar de su restaurante, La Scala, y ante las gratificantes sensaciones que nos proporcionaba la copa que estábamos disfrutando, nos pusimos a reflexionar y coincidimos en que no es tan difícil ofrecer un buen producto, y en condiciones, al cliente.


Fuimos repasando una a una las circunstancias más frecuentes con las que nos encontramos los aficionados y amantes del vino cuando nos aventuramos a pedir una copa por esos mundos hosteleros –bares, tabernas, hoteles, restaurantes, bares de copas…– y llegamos a la conclusión de que los encontronazos bien podrían resumirse en siete, como los pecados capitales. Y esas conclusiones y reflexiones las pongo a continuación para que sean tenidas en cuenta por los sufridos clientes –la cultura gastronómica nos permite valorar mejor los productos, exigir calidad y establecer la relación calidad/precio– y por los empresarios y empleados de la hostelería. A estos últimos les diría que no lo tomen como reproche sino como crítica constructiva para enmendar errores y elevar el listón de sus establecimientos, algo a lo que debería aspirar cualquier profesional.


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