Gastronomía

Mañocao, la broma nocturna que se convirtió en negocio

Dos zaragozanos han creado un cacao soluble con los símbolos de la región que gracias a las redes sociales ha vendido más de 2.000 unidades en menos de dos meses.

El Mañocao triunfa en Zaragoza
El Mañocao triunfa en Zaragoza

Los bares, las cervezas y los amigos son el germen de las más disparatadas ideas, pero pocos son los emprendedores que se atreven a poner en práctica lo que se ingenia entre risas. Entre estos escasos valientes están Laura y Carmelo, los creadores del 'Mañocao, maño qué cacao'.


La idea, como cuenta Carmelo, surgió en una charla nocturna con amigos. Para continuar la broma al día siguiente, este zaragozano pidió a Laura, diseñadora gráfica del estudio Name, que crease una etiqueta para un bote con el gracioso nombre. Ahí comenzó todo.


Dos meses después, el nuevo cacao soluble de espíritu maño es una realidad que se vende en varias tiendas de la capital aragonesa y en tiendas online. Además, esta semana ha comenzado las pruebas en los supermercados Simply de la zona.


Una fábrica de chocolates, también aragonesa, con una extensa trayectoria en el sector, creó una fórmula única para el producto y se encarga de su producción industrial. "Conocía a los dueños y me hicieron una primera tirada de 150 botes para los amigos como un favor, pero la cosa se lió, encargamos 150 más y ahora ya vamos a acabar un remesa de 2.000", explica Carmelo.


El tirón del cachirulo en las redes sociales

La divertida imagen del producto, una semilla de cacao con el inconfundible cachirulo, además de un nombre con tirón por estas tierras, ha encontrado su escalón a la fama en las redes sociales. "Hace dos meses que Laura decidió colgarlo en Facebook, y ya tenemos más de 1.000 seguidores. Gente de muchos sitios nos escribe porque le hace gracia el producto".


A la semilla más tozuda le acompañan en la etiqueta la basílica del Pilar, pero también monumentos más internacionales como la Estatua de la Libertad, la torre Eiffel o las pirámides de Guiza. Y es que este cacaco 'cabezón' no solo sirve como alimento, sino que se está convirtiendo en compañero de viaje de muchos aragoneses que se fotografían con el bote en distintos lugares, como el Teide o la plaza del Torico, para luego subirlos al muro de 'Mañocao' mostrando su apoyo a esta simpática idea.


"El lema es ¡Mañocao, maño qué cacao! pero preferimos el de compártelo con los amigos porque gracias al apoyo de todo el mundo hemos conseguido que nazca y se vaya extendiendo", agradece Carmelo.


Corazón aragonés y espíritu global

Este nuevo producto, explican sus creadores, tiene un sabor más parecido al Cola Cao que al Nesquik, pero con un toque diferente. En su Facebook lo definen como "un cacao soluble con corazón aragonés y espíritu global que tiene un delicioso sabor a chocolate y mucho sentido del humor".


Carmelo comenta que hizo la prueba con sus hijas que eran "fans del Cola Cao" para ver si les gustaba. "Ahora son fans del Mañocao, seguimos teniendo el bote de la competencia pero lo voy mirando y parece que no baja", asegura entre risas. "Lo importante es que, además de la gracia, todo el mundo dice que está muy bueno y eso es algo que nos enorgullece", añade.


¿Anécdota o negocio?

La semilla maña tiene un precio en torno a los 4 euros el bote de 900 gramos, y entre los 2 o 2,5 euros el de 500 gramos.

La primera tienda en interesarse fue la Tahona de Cristian en la calle de Serrano Sanz. Ahora ya se ha extendido llegando incluso a saltar la frontera zaragozana hasta las tierras turolenses de Andorra. También por internet la tienda Jacaspe permite pedidos de este producto.


A pesar de que la primera gran tirada de 2.000 botes ya está a punto de agotarse y de las pruebas en supermercados Simply, los creadores todavía no hablan de números ni del futuro del negocio.


"No nos planteamos metas, de momento vamos haciendo lo que surge porque hasta ahora el producto parece que va dos pasos por delante nuestro. Hace dos meses era una broma y ahora no sabemos si quedará en anécdota veraniega o en algo mucho más grande", concluye Carmelo.



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