EXPO 2008

Los japoneses ya conocen la Expo, de la mano del príncipe Naruhito

El Instituto Cervantes de Tokio acogió la presentación oficial de la Expo Zaragoza 2008 en Japón, un evento al que acudieron diversas personalidades, como el príncipe heredero de la Casa Imperial japonesa, Naruhito. Con esta jornada, destinada a promocionar la Muestra Internacional entre el público japonés, se inician una serie de actos que se celebrarán hasta el 17 de mayo.


Un ciclo de conferencias sobre la Muestra, el agua y el desarrollo sostenible, seguidas del estreno de la exposición 'Bosque de lluvia', han sido algunas de las primeras actividades.


La primera sesión de conferencias consistió en dar a conocer la Expo a través de la presentación de uno de sus pabellones más revelantes, que es el Pabellón de España. Se han concretado también los principales objetivos del evento con una charla sobre el impacto logístico que generará en Aragón.


Asimismo, se ha presentado el contenido del Pabellón de Japón -uno de los más grandes de la Muestra junto con el Pabellón de Francia- que se presenta como un ejemplo del respeto y de la admiración que la ciudadanía japonesa siente hacia la naturaleza. Al mismo tiempo enseña de forma amena y atractiva, a través de varias exposiciones, cómo Japón se desarrolló en armonía con el agua.


La segunda parte de la jornada ha ofrecido una reflexión sobre el 'Agua y desarrollo sostenible', lema de la Expo, poniendo de relieve la necesidad de construir una política común para responder a la apuesta global que representa el agua. También, estuvo presente en el Instituto Cervantes de Tokio, Manuel Menéndez Prieto, miembro del Ministerio de Medio Ambiente español, que evaluó los avances y retos que supone el agua para el presente y futuro de España.


Por último, se procedió a la inauguración de la exposición 'Bosque de Lluvia', una fusión de Ikebana japonés (arte floral japonés) y arte contemporáneo. Además de admirar la obra, los visitantes pudieron caminar a través de ella, ya que está compuesta por un bosque de juncos cubiertos de cobre, iluminado de manera que se producía la ilusión óptica de gotas de agua.