LA POST EXPO

La nueva vida

Los primeros pabellones se reconvertirán en parque empresarial en dos años. El actual asfalto cambiará y se transformará en amplios jardines que ocuparán una cuarta parte del recinto. Seguirá siendo peatonal, pero habrá una calle interior para servicios.

La Expo se reinventará como parque empresarial, pero sin perder su esencia. El prestigioso estudio de arquitectura Lamela, el mismo que diseñó la terminal T-4 de Barajas y la ampliación de Bernabéu, ultima la nueva imagen de Ranillas, que mantendrá el esqueleto de los pabellones para crear una macroárea de negocios y ocio con amplias zonas verdes. Una cuarta parte de este recinto de 25 hectáreas se cubrirá de vegetación. Una inversión de 200 millones de euros permitirá convertir la muestra en un complejo de 165.000 metros cuadrados.


La primera fase de obras comenzará en el primer trimestre del 2009, aunque las instituciones implicadas aún deben cerrar su financiación. Su viabilidad está asegurada, según Expoagua, ya que la venta de la mitad del parque ya está comprometida y los contratos cerrados ascienden a más de 80 millones de euros.


Los edificios emblemáticos, la Torre del Agua y el Pabellón Puente, junto a los pabellones de Aragón y de España serán las referencias arquitectónicas, junto al Acuario, que seguirá activo desde esta misma semana. El resto cambiará su imagen.


El ciudadano que pasee en dos años por el nuevo pulmón empresarial de Zaragoza reconocerá los edificios, pero se habrán estilizado gracias al desmontaje de las pasarelas y el derribo de los voladizos de hormigón de la cubierta general. Todos los edificios tendrán piel de cristal, recubiertos con lamas de colores para protegerlos del sol y servir de orientación a los visitantes. La metamorfosis en la urbanización será total, de forma que el cemento y el asfalto de las áreas peatonales se tornarán en vergeles.


No habrá restricciones para el ciudadano por este recinto que, a diferencia de otros parques empresariales de España, será público y dotado de 10.000 metros de comercios y restaurantes para dar vida y servicio a los miles de trabajadores que habrá en Ranillas.


1. las oficinas


Los pabellones ya se diseñaron pensando en el día después, por lo que tan solo hará falta desmantelar las fachadas y contenidos de los participantes y recortar los voladizos, tareas que se acometerán a lo largo del 2009. Al año siguiente se montarán los muros-cortina en los edificios, que de dos alturas pasarán a cuatro con la construcción de forjados intermedios. De los 80.000 metros cuadrados actuales se pasarán a 165.000.


El director general de Recursos y Medios, José Luis Murillo, pretende empezar con los pabellones situados junto a la Ronda del Rabal (denominados Ronda) y la avenida de Ranillas (Actur), y dejar para una segunda fase los cinco situados frente al río (los Ebro). Los primeros se subdividirán para garantizar una mejor ordenación, con vestíbulos dotados con luz natural a través de lucernarios. Todos los puestos de trabajo tendrán luz natural, protegidos con lamas de colores como en la T-4 para guiarse (verde en los edificios Ebro, anaranjados en los Ronda y azules en los Actur).


El público podrá pasar junto a las oficinas, aunque tendrán un 'cinturón verde' en todas las fachadas, compuesto por gravas y plantas esteparias de bajo consumo, "como lavandas". Lo mismo se ha hecho en las dos sedes de oficinas de la Expo.


2. comunicaciones


Seis andadores de 16 metros de anchura, más que la calle de Alfonso I, se abrirán en el área de pabellones Ronda para facilitar el paso. En los Actur solo habrá uno, dado que la planta calle será un macroedificio administrativo de la DGA. La avenida existente ahora entre los pabellones seguirá siendo una plataforma peatonal, pero habrá acceso controlado y limitado a vehículos de carga y descarga, paquetería o mudanzas desde la plaza del Palacio de Congresos. Solo podrán llegar hasta la altura del pabellón de Japón y a lo largo de esos 400 metros se habilitarán tres rotondas para dar la vuelta. El resto del espacio peatonal estará vetado, salvo para Bomberos y ambulancias.


Los vehículos aparcarán bajo los pabellones, con los accesos ya construidos por la Ronda del Rabal y de la avenida de Ranillas. Para ello, solo hará falta habilitar el gigantesco sótano de la Expo, de nueve hectáreas. Los trabajadores contarán con 1.500 plazas reservadas, justo debajo de sus pabellones, mientras que los visitantes contarán con otras 1.000 de rotación. Estas plazas se habilitarán bajo la avenida de los pabellones, y los accesos peatonales se harán por los mismos núcleos de comunicación que ahora utilizan los trabajadores (las cajas de cristal que salpican la avenida).


3. Más zonas verdes


El presidente de Expoagua, Roque Gistau, garantizó que la imagen de plazas duras de la Expo, necesario para el tránsito de más de 80.000 personas al día, se "transformará" con la creación de zonas ajardinadas, de forma que se genere un ambiente cómodo y confortable para trabajar. En la avenida central se multiplicarán los jardines en torno a los edificios y junto a los lucernarios de bambúes, para lo que se levantará el actual pavimento de adoquines rojos.


Entre los pabellones y las plazas temáticas, ahora todo tapizado de asfalto, se plantarán cerca de 20.000 metros cuadrados de jardín con bosquetes, que superará el medio kilómetro de longitud para unir la plaza del Palacio de Congresos con el pabellón de España. Se convertirá en un parque con bancos y andadores, para lo que se reutilizarán los adoquines del paseo central.


También se crearán masas de arbolado en lo que ahora son plazas duras, junto al Palacio de Congresos, el Pabellón Puente y el entorno de los pabellones Actur.



4. EL frente fluvial


Las dos pérgolas junto al río se mantendrán y bajo ellas se conservará el asfalto con el fin de reducir la factura de mantenimiento. Tres de las plazas temáticas se mantendrán, aunque liberadas de contenidos. Las que desaparezcan darán paso a concentraciones de árboles.


Si se queda el esqueleto de Sed, se recubrirá de hiedra y acogerá un jardín o un centro cultural. La pretensión es sacarla a concurso, al igual que Ciudades de Agua para su destino como local de restauración. Inspiraciones Acuáticas perderá su cúpula y el graderío se vegetalizará para convertirlo en plaza pública y lugar de encuentro para patinadores (la platea tiene sus paredes ovaladas y permitirá practicar "skate").


El graderío frente al iceberg se conservará como espacio público, aunque ganará atractivo. Para que el ciudadano pueda acomodarse junto al río, la actual solana estará protegida gracias a la plantación de árboles de ribera en las zonas más anchas.


5. centros culturales


El Pabellón Puente y la Torre del Agua actuarán de imanes para zaragozanos y turistas, ya que las dos cajas de ahorro que gestionarán los dos edificios más emblemáticos de la Expo, Ibercaja y CAI, respectivamente, están decididos a que sean todo un referente. Llevan meses estudiando y negociando distintas propuestas de contenidos, pero ninguna entidad se atreve a concretar.


La apuesta es arriesgada, dado que a la singularidad de las instalaciones -que complica mucho el proyecto expositivo- se unen unos elevados costes de mantenimiento. Según los cálculos oficiales de Expoagua, la factura anual de cada uno de los edificios será de tres millones de euros. Ibercaja ha apostado por convocar un concurso internacional de ideas en unos meses con la pretensión de convertir el edificio en referencia internacional en nuevas tecnologías y arte de vanguardia.


6. Palacio de congresos


La actividad no solo se reducirá a las oficinas, ya que a unos pocos metros del parque empresarial estará otro de los motores económicos de la ciudad, el Palacio de Congresos. Tras la Expo, cerrará sus puertas para sufrir una pequeña intervención para adaptar parte de sus espacios a futuros usos. Con el nuevo año, empezará un frenético calendario que multiplicará el número de convenciones en la ciudad. Solo este ejercicio, con el tirón de la Expo y sin contar con esta impresionante infraestructura, se cerrará con un incremento de actos del 40%.


7. El núcleo de la DGA


Ranillas será una referencia ineludible para cualquier persona que requiera hacer gestiones con la Administración autónoma, dado que será el centro operativo más importante, junto al Pignatelli. La DGA aún debe concretar el número de metros cuadrados, pero se da por seguro que ocupará buena parte o todo el bloque de pabellones del Actur. El de Aragón se transformará en sede de Educación y Cultura -aunque también se baraja otro departamento-, para lo que también ganará dos plantas intermedias. Entre cuatro y cinco consejerías más irán al parque empresarial, acabando con la dispersión de sedes.


El diseño interior de este centro administrativo, el del Actur, será diferente al del resto de oficinas de Ranillas. Para que los centenares de funcionarios trabajen con una mayor comodidad, las dos plantas que se ganarán dentro no cerrarán por completo los grandes espacios interiores actuales, de 8 metros. Aprovechando los núcleos de comunicación, se construirán medias plantas, de forma que haya vestíbulos interiores muy amplios y diáfanos, de doble altura.


8. centro investigador


La ministra de Ciencia y Tecnología, Cristina Garmendia, ratificó la semana pasada el compromiso del Gobierno cuando visitó las obras de traer un instituto de investigación del cambio climático. Todo a punta a que será el pabellón de España donde se instale, que no solo funcionará como oficina, sino como un gran catalizador de I+D+i para el propio parque empresarial. Se centrará en el cambio climático y nacerá en el 2009 con el objetivo de ser una referencia internacional. Las tres administraciones firmarán antes de que acabe año la constitución del nuevo ente, en cuyos preparativos trabaja el catedrático de Energética de la Universidad de Zaragoza, Antonio Valero.