Las casas y lugares más misteriosos de Zaragoza

Un recorrido por la 'casa del duende', la plaza del Mercado o el Palacio de la Aljafería.

Imagen del actual Palacio de la Aljafería
Imagen del actual Palacio de la Aljafería

Corría el mes de septiembre de 1934 cuando un inmueble situado en la calle Gascón de Gotor de Zaragoza se convirtió en uno de los edificios más conocidos de toda Europa. 


En la cocina de una de las viviendas comenzaron a escucharse una voces y chillidos, inexplicables por aquel entonces, que parecían venir del fogón. La policía abrió una investigación oficial para esclarecer lo sucedido. Al principio todas las sospechas recayeron en la joven criada, de quien se pensaba que tenía unas grandes habilidades como ventrílocua, pero con el tiempo se demostró su inocencia. 


Este fenómeno 'paranormal' hizo que numerosos científicos de todas partes del mundo llegaran a Zaragoza para investigar aquellas siniestras voces. 


Algunos inquilinos posteriores del inmueble, conocido como 'la casa del duende', aseguraron haber seguido escuchando las voces. Aunque se cree que podría ser un efecto físico que haría llegar la voz de algunos vecinos a través de las tuberías, el misterio nunca llegó a esclarecerse del todo


En 1977 el edificio fue derribado y en su lugar se construyó uno nuevo, cuyo nombre es Edificio Duende. Actualmente, la zona se ha convertido en un lugar tranquilo, cercano a la zona de Ruiseñores.

La plaza del mercado

El Justicia de Aragón, Juan de Lanuza, no fue la única persona a quien se dio muerte en la antigua plaza del Mercado. Desde el siglo XVI se ajustició en dicha plaza a muchas personas ya fuera por mandato real o por orden de la Santa Inquisición.

El Palacio de la Aljafería

El de La Aljafería, es uno de los únicos monumentos de la arquitectura islámica hispana de la época de Taifas que queda en pie en España. Era un lugar de recreo, denominado por los musulmanes como Palacio de la Alegría. Sin embargo, desde finales del siglo XV y hasta el XVIII la zona del patio de San Martín se destinó como sede del Tribunal de la Inquisición, siendo el lugar en el que se torturaba y realizaban prácticas poco ortodoxas a quienes se detenía por herejía, brujería o apostasía de la fe. Una zona de Zaragoza que, desde aquellos siglos, ha cambiado notablemente.