La crisis del 'ladrillo' continúa pasando factura a todos los sectores de la economía, incluida la 'sumergida'. Los últimos datos publicados por el Banco de España ponen de manifiesto que las posibles bolsas de 'dinero negro' vinculadas a la construcción, donde es habitual que se muevan billetes de alta denominación, se han reducido, al menos, en apariencia.

Y es que si hace apenas medio año había 114 millones de "impresos" moneda de color morado en circulación, conocidos de forma popular como "Bin Laden" -porque, al igual que al terrorista más buscado del mundo, todos conocen su existencia pero casi nadie los ha visto nunca-, hoy en día existen cuatro millones menos (en total, 110, que equivalen a 55.205 millones de euros), su menor volumen desde noviembre de 2006 cuando se contabilizaban 109 millones. No obstante, aún son un número muy considerable (en concreto, 8,5 veces más que desde su nacimiento), de manera que dos de cada tres euros que pasan por el país lo hacen a través de ese medio efectivo y, si se cruza esa información con la del Instituto Nacional de Estadística (INE), tocaríamos a algo más de dos billetes por cada ciudadano.

Consciente de la relación de riesgo entre el negocio inmobiliario y los billetes de 500 euros, la Agencia Tributaria ha intensificado sus actuaciones de vigilancia sobre ella. Entre 2003 y 2005 -últimos datos facilitados por el fisco- se investigaron casi 12.000 operaciones de ese tipo, lo que ha permitido recaudar 142,8 millones de euros (hasta el pasado 31 de mayo) por liquidaciones fuera de plazo realizadas por contribuyentes 'descubiertos' por Hacienda, ante la cual no habían podido justificar los verdaderos motivos de que movieran una elevada cantidad de "impresos" de alta denominación. En la Administración dan por seguro que este año aumentarán de forma significativa esos ingresos 'extra', debido a que han tenido que cerrar ya la investigación correspondiente a 2003 (detectaron un total de 1.583 presuntos defraudadores) porque el plazo de prescripción concluía el pasado 30 de junio, y ya han comenzado a realizar la revisión final correspondiente a 2004.

El criterio general que siguen los inspectores del fisco es revisar las cuentas de los contribuyentes que han movido más de 1.000 billetes de 500 euros a lo largo de un ejercicio, ya sean particulares o empresas, pues la posesión en sí no es delito sino en todo caso el uso que se haga de ellos y, sobre todo, la ausencia de liquidación tributaria. Según cálculos oficiosos, en siete de cada diez casos existe una "sospecha" de fraude que deberá ser depurada después y, en última instancia, habrá de denunciarse ante la Fiscalía si se hallan indicios de un presunto delito fiscal (ocultación de rentas superior a los 120.000 euros). Por ahora, en esos tres años investigados se han localizado a 2.511 supuestos defraudadores, algunos con distintas irregularidades correspondientes a un mismo ejercicio.

Evasión fiscal

Para la organización de los técnicos financieros de Hacienda (Gestha), los "Bin Laden" se han convertido en los últimos años en el "instrumento perfecto" para saldar negocios en la llamada "economía sumergida" que, según sus cálculos, mueve una cifra anual equivalente al 23% del producto interior bruto (PIB), es decir, cerca de 240.000 millones de euros. En concreto, creen que la evasión fiscal dentro del sector del 'ladrillo' se aproxima a los 8.600 millones de euros anuales, que escapan así al control de la Agencia Tributaria. Y es que, si se cruzan el número de pesquisas abiertas con el de los grandes billetes en circulación, se estarían controlando menos del 1% de los "impresos" morados que realmente se mueven.

Al cierre de mayo, el 66,6% del dinero que estaba en manos de los españoles (82.814 millones de euros) estaba comprendido en billetes de 500 euros, si bien el número de estos en circulación se había reducido un 2,6%, la mitad de la caída interanual sufrida en el total del efectivo (-5,6%). La salida al mercado de un volumen mayor o menor de papeles moneda desde la institución competente, el Banco Central Europeo (BCE), se corresponde solo con la demanda de las propias entidades financieras, que a su vez responde a las solicitudes efectuadas antes por sus propios clientes quienes, según distintos estudios, prefieren el efectivo cada vez más frente a otros medios de pago (tarjetas incluidas). Pese a la actual tendencia decreciente, marcado por el frenazo de la actividad, uno de cada cuatro "Bin Laden" que se manejan en la 'zona euro' corresponde a España.